Paseo hasta la biblioteca: mucho más que una estantería compartida

Paseo hasta la biblioteca: mucho más que una estantería compartida

Salgo de casa en busca de aventuras, camino del mejor sitio del mundo: la biblioteca.

He decidido empezar a bajar con bolsa, porque me dejan llevarme 10 libros, y el hecho es que me los llevo. Así volver a casa es más fácil.

Tengo mucha suerte, tengo la biblioteca al lado de casa. Pero eso da lo mismo, a lo mejor tú no la tienes justo en la acera de enfrente, pero es probable que la tengas cerca y también puedas disfrutar de este lugar que, ya te digo, es el mejor lugar del mundo.

¿Qué habrá hoy en la estantería de novedades? No sé si son novedades de verdad, si son en realidad nuevas adquisiciones de la biblioteca (sea cual sea la fecha de publicación) o si son libros elegidos al azar por los bibliotecarios para exponer en esas estanterías redondas y giratorias. Pero me da igual, me gusta girarlas, me gusta lo que me proponen, a veces me tientan y a veces encuentro lo que estaba buscando.

Tengo una lista de cosas que quiero leer, pero en realidad cuando bajo encuentro cosas que no sospechaba. A veces me llevo lo que tenía en mente cuando salía del portal; otras veces elijo algo completamente distinto.

Espero en el semáforo. Ya veo la puerta, pero este cruce está en una avenida principal y tarda en ponerse en verde para los peatones. ¡Qué alegría estar tan cerca! Cuando vivía con mi familia, en otro barrio, solía ir en autobús a la biblioteca de la zona. Reconozco que esto es un lujo.

Cruzo la puerta de entrada al edificio y me encuentro con «la caja de las maravillas». La llamamos así. Es una caja con libros que puedes llevarte a casa, para ti, sin más, si te interesan. Provienen del expurgo o de donaciones no aceptadas. A veces hay libros muy interesantes. Según el día, según la hora.

Algunas veces bajo con libros sin leer. Eso es que en la visita anterior me pudo la avaricia pero a la hora de la verdad no he podido leerlos todos. Si se los puede llevar mi chico, nos los llevamos de nuevo a casa para que acabe de leerlos todos.

Cuando dejo tras de mí «la caja de las maravillas» sigo caminando pasillo adelante hasta llegar a la puerta de la biblioteca. Aunque el lugar no tiene nada de especial, arquitectónicamente hablando, ni es bonito en sí mismo, a mí me parece un lugar hermoso.

Parece que el ambiente se hace silencioso a propósito, para que se puedan escuchar los susurros de las historias que se cuelan a través de las tapas de los libros. Es como si el aire fuera más denso de lo habitual. A veces, al entrar, siento una especie de vacío en los oídos, como si al cerrar la puerta tras de mí dejara fuera un mundo que es ajeno a todo lo que está pasando en los muebles de este lugar. Creo que, de hecho, lo dejo de veras.

Paseo entre las estanterías y elijo. He logrado reconocer el símbolo que representa los libros de mi género favorito. Los bibliotecarios lo colocan encima del tejuelo y me ayuda a saber qué libros mirar.

A lo mejor acabo de coger cinco y cuando asomo hacia la zona del mostrador mi chico me mira divertido: otra vez me voy a llevar unos pocos más de la cuenta, igual tengo que dejar alguno… Pero me da pena porque quizá en la siguiente visita no me acuerde del libro que hoy dejo, y no vuelva a encontrarme con él.

Hago los trámites pertinentes: devuelvo los leídos, rescato los que no he leído, si se puede, para llevarlos de nuevo a casa y pido en préstamo los que he elegido esta vez. Meto todos en la bolsa y sonrío, me gusta todo esto.

Y de camino casa pienso en todas las aventuras que tengo por delante…


La biblioteca es mucho más que libros

Desde que vivo al lado de una biblioteca he leído una enorme cantidad de libros en préstamo. Es probable que el 60% de los libros que leí en 2018, y el 70% de los que leí en 2019, hayan salido de ese lugar.

Me gusta la biblioteca porque ofrece un espacio público para compartir cultura y diversión. Cada vez veo más necesarios este tipo de lugares porque (y esto es sólo una opinión) creo que caminamos hacia el individualismo, hacia los lugares cerrados en los que no se comparte la vida.

Las bibliotecas ofrecen algo que va mucho más allá de los libros.

Un día que no encontraba lo que buscaba entre los tejuelos de colores, le pregunté a la bibliotecaria qué libros me recomendaba, dado que estaba buscando algo parecido a lo que escribe mi autora favorita. Salí de allí con cinco libros que nunca nunca hubieran caído en mis manos si no hubiera sido por ella.

Hay talleres, actividades y un corcho con anuncios que pueden interesarte y que es posible que no veas en otro lugar… En fin, la biblioteca es mucho más que una estantería compartida, y si sólo fuera eso ya me parecería maravilloso.

Además, usar la biblioteca tiene muchas ventajas

Un espacio como una biblioteca tiene tantos puntos a favor que me cuesta hacer una lista exhaustiva. Arriba ya te he adelantado algunas de las ventajas que tiene para la comunidad en la que vives, pero ahora te cuento alguna cosa más sobre este aspecto; también hace bien a nuestro comportamiento como consumidores y se relaciona con el minimalismo en un aspecto fundamental: se prima la disponibilidad del bien frente a su posesión.

Comienzo a desgranar todo esto.

No quisiera dar un consejo fácil debajo de un texto que he escrito con amor, pero no tengo más remedio: te recomiendo que uses las bibliotecas y las exprimas.

De esa forma vas a recordar a los que nos gobiernan:

  • que seguimos necesitándolas,
  • que no las quiten,
  • que tampoco las reduzcan,
  • que no eliminen la de tu barrio,
  • que sigan trayendo novedades,
  • que estos espacios no se han pasado de moda.

Todo esto se podrá reivindicar en carteles, camisetas y manifestaciones, pero yo creo que se dice mejor usando las bibliotecas, subiendo las estadísticas de libros prestados y de personas utilizando la sala de revistas, por ejemplo. Es el poder que tenemos como ciudadanos.

¿Y cómo no hablar de la disponibilidad de libros? Obviamente es la enorme ventaja de estos espacios.

No me oirás (ni me leerás) decir que no compres libros (¡Cómpralos, por favor! Es la única manera de preservar la creación y la cultura). Pero a veces el presupuesto es limitado, por no hablar del espacio en casa…

Yo compro muchos libros al año, pero no tantos como los que leo, y definitivamente no tantos como los que consulto. Muchas veces, cuando voy camino de la biblioteca, recuerdo eso que te comentaba antes acerca del minimalismo: que a veces es suficiente con tener la disponibilidad de un bien, no hace falta poseerlo todo.

¡Y mira que me gustan los libros, y mira que tengo libros en casa…!

Tener a mano la biblioteca me permite leer libros de salud, de religión, de economía o de medio ambiente, libros que a lo mejor no me compraría de primeras, porque no sé si son lo que busco o porque son para un sólo capítulo, y que la biblioteca me permite consultar sin hacer el desembolso.

También he podido leer bibliografías casi enteras de escritores que me gustan, así, de un tirón (porque es una de mis costumbres lectoras). Ahora mismo no podría comprar tanto libro.

A todo esto se unen los beneficios comunitarios: el espacio, el compartir, el saber que un libro es un bien que leerán muchas más personas después que tú, la cultura que se comparte y se expande, que crece porque está al alcance de todos. ¿Qué más se puede pedir?

Por eso me duele cuando alguien dice que leer es caro…

Todo depende de con qué lo compares, claro está, o de las prioridades que tengas, pero está demostrado que es posible leer mucho y gratis.


Ahora ya sabes lo que pienso de las bibliotecas. Todo esto que te he contado parece fuera de lo que hablamos habitualmente. No tiene nada que ver con el medio ambiente, ni con el consumismo, ni con el planeta, ni con la manera en que nos comportamos en nuestro barrio, ni con… espera… ¿O sí?

Yo te contado mi historia de amor con la biblioteca.

¿Me cuentas la tuya?

15 comentarios

  1. Hola Irene. Vuelvo a entrar a tu maravilloso e imprescindible blog un año después y me encuentro con esta maravilla.
    Soy una empedernida lectora con 24 años… Y ya lo era con 5.
    «La cultura que se comparte y se expande, que crece porque está al alcance de todos».
    Desgraciadamente la cultura es como el aire, la tenemos alrededor pero para muchos es invisible, pues se autociegan para no saber más de la cuenta. Una pena.
    A mi barrio venía todos los martes el bibliobus y era una manera simple pero muy eficaz para inducir a los más pequeños a la lectura. Por desgracia, hace años que no viene.
    Y desde aquí quiero animar a la gente a que todos esos libros que ya hemos leído y los tenemos cogiendo polvo en cajas o estanterías los donen a bibliotecas públicas.
    Yo doné cerca de 100 a la biblioteca de un hospital y casi otros 100 a una asociación de lectura.

    Saludos y muchos besos Irene. ¡Espero entrar más a menudo!.

    1. Hola, Cayetana.
      Muchas gracias por compartir aquí tu historia de amor con la lectura y con las bibliotecas.
      Mientras podamos, mientas estemos y mientras compartamos, la parte que nosotros tomamos en lo que llamamos «la cultura» seguirá adelante. Tú ya has compartido una buena parte con un par de bibliotecas… 🙂
      Un abrazo,

  2. Ver la visita a una biblioteca como una aventura me parece genial!!! Ya mismo me pongo a organizar mi próxima aventura!!! Gracias!!!

  3. Me he sentido muy identificada con este post. Yo tengo también por suerte una de las bibliotecas de mi ciudad muy cerca de mi casa. Además de libros, un corcho lleno de actividades, música, películas, préstamo de revistas, libros en varios idiomas, también hacen muchas actividades para niños y mayores. Cuentos para niños, presentaciones de libros, pases de películas, lecturas de poesía.. en fin, una maravilla. La planta infantil es una delicia. Y me encanta ver que todas las generaciones tienen cabida.
    Ojalá de niña hubiera tenido una biblioteca así cerca, con el añadido de que esta que visito es preciosa, se ubica en un edificio muy singular que era un cine. Asi que lo tiene TODO, me encanta ir, me encanta estar y me sirve para aprender sobre tantas cosas!! Que vivan las bibliotecas!!

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