Hubo un tiempo en el que las cosas no era de usar y tirar, sino que se utilizaban una y otra vez porque tenían un valor. Fabricarlas y comprarlas era costoso, porque en ellas se invertían tiempo y materias primas, por lo que no tenía ningún tipo de sentido tirarlas a la basura nada más utilizarlas.
¿Te imaginas a tu abuelo tirando un botijo al terminar el agua?…