Igual al leer este artículo piensas que he empezado a mezclar churras con merinas. Parece que ya se ha dicho casi todo sobre el pequeño comercio. Yo misma he escrito un par de artículos hablando de sus bondades.
Pero lo cierto es que durante estas vacaciones, como yo me he encargado de la compra, he descubierto otra ventaja más, muy a tener en cuenta, de comprar en la tienda de tu barrio: que en el pequeño comercio es donde puedes comprar con menos plástico.
Para empezar voy a contarte una historia
Érase una vez una joven mejor de 30 años que se enteró, hace unos meses, de que con la tarjeta de puntos de un determinado hipermercado le iban a descontar el IVA de los productos frescos, además de acumular otra serie de ventajas. Una vez pasados los 30 años la cosa se acababa, pero oye, mientras no los tuviera eso que se ahorraba, que se agradece.
Entonces se hizo la tarjeta, porque además hubo un tiempo en que pensó que se mudaría a vivir a un lugar en el que tendría muy cerca un hipermercado como ese. Todo ventajas…
Durante este verano acudió con ilusión a ese hipermercado en busca de esos productos frescos y de otras ofertas, pensando que comprando allí también podría reducir el plástico de su carro de la compra. Al fin y al cabo estaba comprando productos frescos… ¿no?
Durante una visita al hipermercado en cuestión, intentando hacerlo todo lo mejor posible, se dio cuenta de que era complicado no utilizar las bolsas de plástico, porque el sistema en frutería y verdulería es el que es: estándar, propio de un lugar en el que compran miles de personas al día.
Bolsa de plástico más la etiqueta correspondiente.
En un arranque de valentía pesó un melón y un aguacate, pegando la etiqueta en la piel de estas frutas, con el resultado de que la etiqueta duraba en ellas unos dos segundos, porque la piel es rugosa. El encargado de los pesos corrió a por un par de bolsas para meter ambos productos. El sistema es el sistema. Volvió a pesar y a sacar una nueva etiqueta, tirando las anteriores, no nos fuéramos a equivocar en caja.
En la charcutería la cosa empezó genial. Cada paquete lo envolvían en un papel de estraza sin plástico interior. Envoltorio más etiqueta, porque el sistema es el sistema, lógico. La chica estaba contenta, la cosa iba mucho mejor que en la frutería, hasta que en un descuido envolvieron (con un par de vueltas) cada paquetito en un film transparente.
Y así fue como la chica, que apenas había utilizado la tarjeta para otra cosa que no fueran compras aisladas o descuentos puntuales, se dio cuenta de que quizá lo de los frescos no le gustaba tanto.
La chica ilusa e ilusionada era yo, obviamente.
Y tras esta vivencia me acordé, con mucho pesar, del frutero de la plaza de mi barrio, que durante todo el verano me ha pesado las frutas y verduras sin bolsa, todas juntas, porque no se muerden entre sí ni se estropean por estar juntas.
Cuando ya te conocen, cuando ya se lo has contado, cuando ya saben que “no te importa” que no te den bolsa, es cuando surgen las conversaciones y las anécdotas. Él te cuenta, tú le cuentas a él, y al final, como ya te conoce, te selecciona el mejor aguacate de la caja para que lo disfrutes y vuelvas a decirle lo bueno que estaba.
Sí, es cierto que mi tendero no me descuenta el IVA de los productos frescos con una tarjeta de puntos, y a lo mejor no tiene los mejores precios del barrio. A lo mejor me faltan cinco paseos más, o uno bien largo hasta el mercado de la zona, para comparar precios y elegir la frutería que más me gusta en conjunto. Pero este señor me ha abastecido durante todo el verano y me ha ayudado con mis propósitos de Julio Sin Plástico.
Entonces, otra de las ventajas de comprar en el pequeño comercio es esta: que si pides menos plástico, casi seguro que no te ponen pegas.
¿Por qué puedo comprar con menos plástico en las tiendas del barrio?
Fundamentalmente esto posible porque su sistema es más flexible que el de cualquier gran hipermercado. La enorme afluencia de clientes en esos lugares hace necesario llevar ciertos controles y procedimientos estándar para que todo sea correcto. Lo entiendo, no te creas, es lo normal.
En una tienda de barrio te hacen la cuenta según van pesando, por lo que no tienen que etiquetar y separar cada alimento desde un principio. Pueden ir pesando directamente cada uno de los alimentos que vas comprando, y metiéndolos en tu bolsa reutilizable.
Te conocen, o acabarán conociéndote, así que puedes contarles tu vida (en concreto, tus objetivos con el plástico) y no habrá problema, te ayudarán incluso, porque muchos piensan como tú o están a favor de que lo hagas.
Luego están todas esas tiendas que venden a granel por sistema, los colmados de toda la vida o las de nueva apertura, que se están haciendo un hueco en nuestro país y que vienen para quedarse. Ahí si que no hay que explicar mucho…
En alguna otra ocasión he escrito a favor del pequeño comercio, porque me gusta cómo revitalizan los barrios. Son gente como tú y como yo que también come todos los días, y que trata de que su negocio salga adelante. Como ya te dije un día, las pequeñas empresas marcan la diferencia.
Lo que no me imaginaba cuando escribí ese artículo era que también se podría decir que el pequeño comercio marca la diferencia en nuestro uso de plástico y en lo que acaba llegando a nuestra casa.
Es estupendo saber que cerca de nosotros hay quienes nos hacen la vida más fácil en cada compra, ¿no crees?
Esto sí, antes de terminar este artículo debo puntualizar que no he intentado hacer compra sin plástico de carne o de pescado, porque no se ha dado la ocasión. Sé que la francesa Bea Jonhson, de Zero Waste Home, lo hace llevando sus tarros de cristal, y no hay problema (en este video verás que incluso parece que compra en un supermercado, cosa a tener en cuenta).
En cualquier caso, las frutas, verduras y los alimentos en seco son un buen lugar para empezar a reducir, ¿verdad?
Este artículo me recuerda a esta mañana. Iba a hacer la compra en mi tienda del barrio y me he encontrado que el dependiente ha comprado una máquina para envolver los productos con plástico y baquelita. Yo que hacía tan feliz la compra allí por evitarme eso, entre otras cosas.… Menudo chasco. Tocará buscar otra cosa, pero me da pena que se haya tenido que gastar un dineral simplemente por resultar más atractivo. Como si envueltas las cosas en papel fueran peor.
¡Hola María! Yo tengo la sensación de que hacen esas inversiones por que creen que es «mejor» y que nos va a gustar más…
A lo mejor si le dices que tú no lo quieres así no hace falta que te busques otra tienda.
¡Prueba! 🙂
Un abrazo,
Pues sí, cuesta menos comprar con menos plástico en el pequeño comercio. Que siempre puedes dialogar un poco con ellos y vas cogiendo confianza. Además, en el caso de la fruta siempre prefiero esa pequeña tienda del barrio o darme un paseo e ir al mercado, que hay más fruta, más variada. Y siempre te la dan en ese cucurucho de cartón que me gusta tanto.
Besotes!!!
¡Claro, Margari! Y me has traído a la cabeza el cucurucho de cartón, que casi ya no me acordaba de él… ¡me encanta!
Un abrazo,
jaja ja qué gran razón llevas en lo de las relaciones personales. Yo me he tragado toooodas las ecografías del bebé que esperaba la hija de mi frutera y tooooodas las fotos de la boda de la otra hija!!! Eso sí, ya sabe perfectamente que conmigo lo de la bolsa no cuela, les costó aceptarlo, pero lo he conseguido xD
¡Bien! Vaya, Carmen, eso sí que es que el pequeño comercio «te conozca y te asesore». ¡Me alegro mucho de esta experiencia que nos cuentas!
Un abrazo,
Yo al supermercado voy por lo justo y necesario, lo evito. La suerte es que en esta ciudad donde vivo son comunes los mercados, así que se pueden comprar frutas y verduras frescas y si llevas tu propia bolsa hasta te lo agradecen. Yo le tengo un amor a los mecados y mercaditos!
Saludos desde México
¡Hola Molesko! Ya sabía yo que alguien me entendería cuando decía que «hasta te lo agradecen»… jajaja, he escrito muchas veces sobre ello y creo que es la más pura verdad y que, además, va más allá de nuestras fronteras.
Que sigas disfrutando de los mercados, que además te llevarán a casa comida mucho más sana.
Un abrazo y muchas gracias por dejar tu comentario 🙂
jejeje es que al llevar nuestras bolsas a los mercaditos y pequeñas tiendas estamos de una u otra forma apoyándolos igual al no tener que gastar en bolsas y es que en una sola compra se les van muchas porque muchos usan una bolsa para cada una de las frutas o verduras, al final es menos lo que ellos tienen que invertir en bolsas.
Saludos y sí, sigo disfrutando de los mercados, sus olores y sus colores.
Pues a mi no me parece genial ni mucho menos comprar en la tienda de tu barrio. Ni detecto los olores. Es rutinario en mi ambiente. No me aporta nada. De todas maneras Irene gracias por tu trabajo.
Hola, José Miguel: lamento que a ti no te aporte nada pero muchas gracias por dejar tu comentario.
Saludos,