¿Cómo plantear la educación ambiental?

Cómo plantear la educación ambiental

 

Con la vuelta al colegio de los niños he estado viendo que, entre los muchos temas de los que se habla en Internet y en redes sociales (la nueva ley, si hay o no hay pacto de Estado para la educación, los deberes, el peso de las mochilas) se habla también de la necesidad de que la educación ambiental tenga su papel en la enseñanza de nuestros niños.

En este artículo, que es más bien una reflexión, como siempre, te cuento mi punto de vista sobre el asunto. Pero más aún, quisiera saber el tuyo. No por nada, sino solamente porque sé que es un tema controvertido que probablemente tenga muchos puntos de vista, y a mí me gusta conocerlos todos para poder opinar mejor la próxima vez.

Lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en la educación ambiental es si es necesaria o no para la sociedad en que vivimos.

¿Es necesaria la educación ambiental?

La respuesta, lógicamente, es que sí. Al menos esa es mi opinión…

Hace unas décadas, bastantes, pero tampoco tantas, quizá esto hubiera sido de locos. ¿Quién iba a pensar que sería necesario concienciar a los niños de las especies en peligro de extinción, o que sería aconsejable plantar huertos en los colegios? Por no hablar del consumo responsable, del ahorro de energía o de agua, etc.

Hace unas décadas lo de hablar de ahorro de agua no tenía lugar, y lo de la energía se daba por sentado porque el coste de encontrar madera para hacer el fuego de la lumbre era muy alto.

Por fortuna ahora mismo tenemos un bienestar social que ha hecho que nuestro nivel de esfuerzo sea mínimo para obtener la mayoría de los beneficios de los que gozamos a diario. Esto es maravilloso, pero tiene la contrapartida de que ahora sí es necesario enseñar a los niños a cuidar el planeta.

¿Y dónde educamos?

Esto me suena a las preguntas de siempre. ¿Dónde enseño a compartir? ¿Y a ser amable? ¿Y a saludar? ¿Y a comer sentado en la mesa y con los cubiertos?

Lo siento si ofendo a alguien, es que tengo padres maestros, pero creo que hay cosas que deben hacerse en casa de forma primordial, y en la escuela de forma complementaria.

La razón que tengo yo para pensar esto es la siguiente: la educación ambiental es importante como para dedicarle un tiempo en familia, un tiempo que signifique algo más que un contenido, un examen y una nota a final de curso. Tiene que ser un tiempo vivido de verdad, que deje huella sentimental, si me permites la palabra, porque la educación ambiental es un tema peliagudo y merece ser inculcado con amor.

Si se crea una asignatura propia, digamos, fuera de las Ciencias Naturales, el Conocimiento del Medio, la Biología o como se llame ahora o en tu país esta disciplina, quizá entremos en la dinámica escolar de siempre: ejercicios, preguntas, respuestas, exámenes, notas.

Menos es nada, pero no sé si quiero sólo eso para la educación ambiental.

Entonces, ¿en el colegio qué?

Como te decía más arriba, creo que el colegio tiene que complementar esta labor familiar no sólo con contenido concreto, sino también con lo que se llama educación transversal. Esto quiere decir que este contenido no deja de aprenderse cuando se cierra el libro de una asignatura determinada, sino que se trabaja constantemente en el aula.

Por ejemplo, compartir es algo que se trabaja de manera transversal en el colegio. Se comparte el lapicero en clase de dibujo, el libro en la biblioteca y el bocadillo en el recreo.

La ortografía es otro de los conocimientos que deben ser tratados de forma transversal; esto quiere decir que no porque estés en un examen de matemáticas puedes cambiar la «b» por la «v» a tu antojo.

De esta forma, creo yo, sería más provechoso tratar el tema de la educación ambiental en clase. Al fin y al cabo cada aspecto de nuestra vida tiene un impacto para el planeta, y hay muchas cosas que se pueden hacer en los colegios para ir reforzando lo que se aprende en casa.

¿Y los adultos?

Esto me encanta, y lo he dejado para el final a propósito. Siempre que hablamos de educación ambiental pensamos en los niños, de hecho he colocado una foto bien bonita con unos cuantos pequeños para ilustrar esta entrada, pero creo que eso sería reducir mucho la cuestión.

Todos necesitamos educación ambiental menos, quizá, nuestros abuelos. Te lo digo así de claro porque es como lo siento.

[Tweet «Todos necesitamos educación ambiental menos, quizá, nuestros abuelos. @ire_recolectora»]

Necesitamos ver cómo podemos mejorar, qué podemos aprender, qué más hay aparte de lo que ya sabemos, y otras muchas cosas.

Hay muchos adultos que creen que separar residuos no tiene ningún impacto, que “total por una vez no pasa nada” (pero lo piensan todos los días) o que no se puede salir de la burbuja de consumismo en la que estamos porque este es el sistema y no hay más remedio que aceptarlo.

Por eso creo que restringir la educación ambiental solo a los niños puede no ser suficiente para lograr objetivos a medio plazo. Desde luego, si empezamos por ellos mejor que mejor, pero eso es como una inversión, requiere tiempo y esfuerzo.

En cualquier caso creo que no debemos olvidar un par de cosas:

  • Que quizá la mejor educación ambiental que podamos darles la tengan en casa;
  • Y que teniéndola en casa, los adultos somos los responsables, y tenemos que aprender también.

Ya te decía antes que me gustaría saber tu opinión sobre este tema porque es algo que tiene mucha importancia y quisiera saber si hay algo que me dejo, si piensas de otra manera en algún aspecto o si podemos afinar un poco más en algún punto.

Te voy a plantear todo tal cual yo misma me lo he ido planteando:

¿Crees que necesitamos educación ambiental?
¿Dónde educamos? ¿En casa o en el colegio?
¿Cómo lo haríamos en el colegio?
¿Y qué hacemos con los adultos?

8 comentarios

  1. La necesitamos y mucho, si queremos cuidar nuestro planeta y que nos dure muchos años. Y tanto la familia como el colegio deben implicarse en este aprendizaje. No delegar el uno en el otro, sino complementarse.
    Besotes!!!

    1. ¡Hola Margari! Efectivamente, complementarse es lo ideal.
      Creo que has dado en el clavo cuando has dicho «que nos dure muchos años»: si tuviésemos una mentalidad menos cortoplacista y pensáramos a lo grande seguro que pensábamos más en el planeta.
      Un abrazo 🙂

  2. Llevo retraso leyendo, pero….
    Exactamente eso! Estoy completamente de acuerdo con lo que dices, que debe trabajarse en casa y en el colegio.
    Pero también creo que son conocimientos que tienen que transmitirse desde el SENTIR. Los niños aprenden con la imitación y con el ejemplo, no con el discurso. ¿Y como podemos hacer para que todo el mundo ame a la madre tierra, como lo hacemos «4 chalad@s»?? Pues no lo sé. Supongo que ya estamos haciendo lo correcto, cuando hemos tomado la decisión de compartirlo, sea escribiéndolo en un blog, en el ascensor o cada uno desde el lugar donde se encuentra. No crees? Ainsss!!! Como me gustaría tener una varita para poder cambiar el mundo…………..

    1. Ay… María 🙂 qué bonito leer tu comentario.
      No puedo estar más de acuerdo con que primero tenemos que SENTIR nosotros y luego transmitir. Si no, ¿a dónde vamos?
      (Y en lo de la varita también estoy contigo… jajaja).
      Un abrazo,

  3. ¡Buen post!
    La educación es primordial en el ámbito ambiental. Educar a las futuras generaciones para hacer un mundo mejor. Nosotros creemos que juntar la educación y la tecnología, puede ser la clave de que aprendan con más ganas. Hoy en día, todos los niños viven pegados al móvil, tablet u ordenador, se podrían crear cursos online a través de plataforma elearning sobre el medio ambiente. De forma dinámica y personalizada, para que los niños se queden con los conceptos y aprovechen las ventajas de la educación online.
    Un saludo.

    1. Hola, EvolCampus. Desde luego que hay que aprovechar todas las plataformas posibles para hacer que la educación ambiental sea verdaderamente transversal, sin olvidarnos de que VIVIR la naturaleza es realmente importante para amarla. Un abrazo,

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