Solidaridad: cómo saber que no estás lavando tu conciencia

Solidaridad: cómo saber que no estás lavando tu conciencia

Desde que recuerdo siempre he colaborado con asociaciones que luchaban por ayudar a otros cada día.

Cuando era pequeña no era yo, sino mis padres, quienes colaboraban con aquellas asociaciones que ellos habían elegido. Al crecer me recuerdo desde muy pronto vinculada con una ONG que se fundó en mi colegio, y con la que sigo trabajando como voluntaria a día de hoy.

Ser voluntaria, creo, es una de mis ocupaciones, si es que se puede calificar así.

Durante todo este tiempo me he dado cuenta de que hay muchas formas de acercarse al voluntariado, a la colaboración, a la solidaridad, una por cada uno de nosotros. Pero que hay quien piensa que esto de ayudar o de participar en la sociedad no tiene mucho sentido porque sólo estamos lavando nuestra conciencia.

A veces no podemos defendernos de esa acusación, porque nosotros mismos no entendemos lo que queremos hacer con nuestra colaboración, y por eso quizá nuestro alrededor no nos entiende.

He escrito este artículo pensando en uno de los comentarios más frecuentes que se hacen a raíz de la pertenencia a ONG y asociaciones. Es un comentario injusto, lo sé, o al menos esa es la percepción que yo tengo.

¿Estás lavando tu conciencia?

Una de las reflexiones que me asaltaron cuando leí El padre de Blancanieves era si todo este asociacionismo (corporaciones, ONG, asociaciones, fundaciones, cooperativas, etc.) tenía algún sentido, o si era una forma de lavar nuestra conciencia y estar en paz con nosotros mismos.

Si colaboras con una ONG, de cualquiera de las maneras posibles, estoy segura de que alguien malintencionado te lo ha dejado caer alguna vez; incluso puede que lo hayas pensado tú.

Como ataque, es potente. Quiero decir que cuando te lo dicen te quedas de una pieza. Porque es cierto que aunque tú ayudas, aunque donas parte de tu dinero o de tu tiempo, sigues viviendo en tu casa, con tu familia, con tu televisión, con todas tus cosas (útiles o no) y, en definitiva, con las comodidades que tengas en tu día a día, y no has cambiado tu vida al conocer el colectivo con el que trabaja esa asociación con la que colaboras.

Perdón, me corrijo: digamos que el 99,9% de la gente no cambia su vida por conocer la realidad de ese colectivo. Puede haber gente, de hecho la hay, que sí lo haga.

Entonces te sueltan eso, que en realidad lo que haces lo haces para lavar tu conciencia, y en un primer momento te quedas a cuadros. Y te preguntas: ¿estaré en realidad lavando mi conciencia?

¿Estaré haciendo esto porque, con esta pequeña ayuda, quedo bien ante mí y ante los demás?

Pues por si lo estás dudando… yo creo que no, que no estás lavando tu conciencia.

Seguro que hay gente que sí, que se queda tranquila con lo que sea que pueda ayudar o donar a una asociación, y no va más allá, ni se hace preguntas, pero sé que no es tu caso.

Nunca es poco

Esta es una de las máximas de este nuevo movimiento eco del que formamos parte que, en mi opinión, puede ser también una consigna de cualquier movimiento solidario: nunca es poco.

Puede que a ti te parezca una miseria lo que tú donas, o poco el tiempo que dedicas a una determinada causa, pero no es verdad. Tienes que saber que muchas organizaciones son capaces de «multiplicar el dinero» porque trabajan con grandes cantidades de mercancías (por ejemplo de comida, o vacunas, o mantas), cuentan con donaciones en especie o en forma de servicios y también con tiempo voluntario, de forma que los costes son menores. Tu dinero siempre tiene mucho valor.

Por no hablar del tiempo, que es el recurso más escaso de todos en esta sociedad que va acelerada. Una donación de tiempo en forma de voluntariado vale oro… 

Deberías hacerte preguntas

Eso es lo que te diferencia de mucha gente que (quizá) sí está lavando su conciencia.

Esto es algo bueno en general. Nos conviene ir por la vida cuestionándonos cómo funciona todo, qué nos diferencia de otras sociedades, en qué basamos nuestra economía o cómo podríamos mejorar.

La solidaridad no es ser bueno y colaborar con alguna causa porque sí, sino aprender dónde está el problema e intentar mitigar un daño. Digo intentar por ser suave y no decepcionar a nadie, porque sé que muchas veces no es posible solucionar las cosas de la forma en que nos gustaría. Pero no dejamos de hacerlo por eso, ¿verdad?

Por eso, si te cuestionas si tu solidaridad es «lavativa» (en el sentido de que lava tu conciencia) intenta ver si te estás haciendo preguntas, si estás cambiando tu vida poco a poco, o si tu nivel de pensamiento sobre el mundo ha cambiado. En ese caso la solidaridad no está lavando tu conciencia, te está lavando a ti.

Aunque sigas con tu vida de siempre

Sí, aún en ese caso, al colaborar con cualquier causa que sea afín a tus intereses, no estás lavando tu conciencia.

Yo creo (pero es posible que sea una opinión personal) que no si todos nos fuéramos a las misiones, o de expedición a salvar ballenas, el mundo sería tan raro como es ahora, cuando hay miles de personas en países del sur que necesitan ayuda y un montón de balleneros que campan a sus anchas por el mar.

Es necesario un equilibrio. Y es más, creo que es necesaria la ayuda en muchas partes del mundo, incluyendo la acera de tu propia casa.

Si un cambio de vida radical hacia la solidaridad te llama la atención, es maravilloso, pero si tu vocación es seguir cuidando de tu familia, o de tu negocio, o de tu jardín, no eres menos solidario por ello siempre que tu solidaridad sea de corazón.

Cuando es de corazón, es buena.

Y si necesitas más inspiración… 

Puede que no sepas por dónde empezar, porque hay tantas asociaciones y tantas causas que nos necesitan que es complicado decidirse.

O quizá necesites replantearte con quién y cómo colaboras, porque puede darse el caso de que colabores con alguna asociación por inercia, por herencia familiar, o por cualquier otra causa, sin estar realmente alineada con lo que tú quieres aportar al mundo.

Por eso te dejo enlazados tres artículos de archivo que pueden ayudarte:

 Cuéntame: 

¿Qué opinas del «buenismo» que a veces invade la sociedad?

¿Piensas que son más los que lo hacen de corazón?

¿Alguna vez te han hecho pensar que estabas lavando tu conciencia mientras colaborabas con alguna iniciativa solidaria?

12 comentarios

  1. Y que haya gente que piense así. Como bien dices, nunca es poco. Y entre todos es mucho. Y no, no he cambiado mi vida, porque he elegido a mi familia y mi trabajo. Pero mientras pueda aportar mi granito de arena, lo aportaré. Y la gente, que opine lo que quiera.
    Besotes!!!

    1. Gran argumento, Margari. La parte de «que opinen lo que quieran» es estupenda, porque al final, queramos o no, acabamos haciendo o no haciendo muchas cosas por lo que opinen los demás, y deberíamos dejarnos influenciar menos, sobre todo en casos así.
      Un abrazo 🙂

  2. Un artículo muy interesante, como siempre 🙂
    Yo opino que más bien son los que opinan así los que se están lavando la consciencia. Este cinismo les permite no hacer nada y sentirse a gusto con ello, porque piensan que hacer algo es inútil o una tontería.

    1. ¡Hola Irene! No había caído en ese punto de vista, pero desde luego es muy interesante.
      Es justificar que no haces nada porque, si lo hicieras, estarías lavando tu conciencia.
      ¡Muchas gracias por esta aportación! Un abrazo 🙂

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *