Recientemente me encontré en medio de una encrucijada ecológica. Como esa que te contaba en el Boletín de hace unos meses cuando a mis compañeros de oficina y a mí nos ponían mil obstáculos para reciclar el papel, pero peor. Entonces me di cuenta de que era necesario explicar aquí que no todo lo hago bien, y de que mi (im)perfecta vida sostenible es digna de contar.
Deja que te explique.
Estaba yo hace unos días en la cena que se celebra con motivo del Día del Ayuno Voluntario y cuyos fondos van a parar a Manos Unidas. Esa cena se celebra cada año en mi antiguo colegio (y en otros muchos más en España). Esta vez el lema era: Luchamos contra la pobreza, ¿te apuntas? Así que me di por aludida y me apunté.
La cuestión es que al recoger las mesas di con un cubo que ya estaba repleto de platos y vasos de plástico (hasta aquí bien) mezclados con las servilletas de papel. Seguí recogiendo con el cubo como estaba porque aunque pensé que yo no lo hubiera hecho así, no me planteé vaciarlo entero y separar.
Un amigo me comentó que a dónde iba recogiendo con ese cubo sin haber separado residuos, y que para qué quería tanto blog sostenible si luego iba haciendo eso. Razón tenía en lo primero, no voy a negarlo; lo que pasa es que yo no había llenado el cubo hasta arriba, sino que me lo había encontrado así. En lo segundo no puedo estar de acuerdo con él: esto del blog sostenible no quiere decir que yo lo haga todo bien, sino que quiero dejar de hacer mal aquello en lo que ahora meto la pata.
[Tweet «Mi vida no es 100% #sostenible, pero hago lo posible por mejorar. @ire_recolectora»]
Por si no me he explicado bien aquí van unas cuantas cosas que hago mal en mi (im)perfecta vida sostenible, cosas que quiero mejorar en este viaje de RECOLECTORA y a las que quiero poner remedio, si es que eso es posible.
1. Voy en coche a trabajar cada día
Voy sola, yo con mi circunstancia, porque trabajo en un polígono industrial que está situado fuera de la capital, a 25 km de mi casa, y no hay nadie cerca para compartir coche. No voy en transporte público porque tardaría más de una hora en cada trayecto y eso son muchas horas a la semana.
Lo sé, ir en coche sola no es sostenible. Espero poder ir al trabajo en transporte público algún día sin que me suponga más de 10 horas de mi tiempo a la semana.
2. No todo lo que como es ecológico
No, no lo es. Principalmente porque no vivo sola y yo no me encargo de la compra en casa, salvo en algunas ocasiones. Y esto quiere decir que yo casi nunca decido lo que entra en la nevera.
También me resulta complicado encontrar productos frescos ecológicos por aquí cerca, aunque sé que hay opciones para comprar cestas a través de internet.
Cuando yo decida lo que compro valoraré todas las opciones que hay y veré qué puedo hacer con el dinero del que disponga. De momento apuesto por el consumo de proximidad siempre que puedo, que aunque a veces no está certificado como ecológico seguro que es más «eco» que traerlo de lejos, y por algunos productos que sí compro certificados en herbolarios, como la quinoa o algunos tés.
4. No todo lo que compro es de comercio justo
Básicamente por la misma razón que con los alimentos ecológicos.
Pero como quiero ir dando pasos en este proyecto de vida recientemente he aplicado una de mis ideas para un 2015 más sostenible: se me agotó el café la semana pasada, y compré uno BIO y de comercio justo, concretamente este de Oxfam Intermón. Poco a poco es como se avanza.
5. Yo también tengo más ropa de la que necesito
Me he dado cuenta porque creo que si tuviera sólo la justa y necesaria me quedaría libre la mitad del armario y ahora no es el caso.
Esta temporada no me he comprado nada porque estoy intentado que mi armario también sea sostenible. Y aún así los Reyes Magos tuvieron a bien traerme de regalo algunas cosillas de vestir, así que incluso sin yo haber comprado nada tengo ropa nueva…
6. No vivo en una habitación minimalista…
…porque también tengo más cosas de las necesarias en el resto de aspectos de la vida.
No soy una persona consumista ni que compre cada día algo completamente innecesario, simplemente me he dado cuenta de que acumulo una enorme cantidad de cosas que no sé de dónde salen. Una veces son regalitos o pequeñas cosas que van y vienen y en algún momento del camino han llegado hasta mí. Otras veces son cosas que tengo desde hace mucho… y todo va a causarme un gran dilema en el futuro, porque llegará el día que tendré que donarlas o tirarlas a la basura cuando haga limpieza, o cuando me mude de esta casa para instalarme por mi cuenta, y en ese momento me preguntaré: ¿cuántos recursos se han desperdiciado para fabricar estas cosas que ahora mismo estoy tirando?
7. Yo también tengo un smartphone
Tardé mucho en tenerlo, de hecho aún no ha hecho un año desde mi cambio, pero lo tengo. No tenía tarifa de datos ni mensajería instantánea porque mi viejo móvil (de los de toda la vida) aún funcionaba. Me negaba a cambiarlo por el simple hecho de querer estar en la onda, porque no quería llegar a ese momento de la vida en el que todas las cosas te importan un pimiento mientras tú vivas a salvo en tu vida segura y feliz; lo que no quería que me importara un pimiento eran los niños del Congo, que extraen el coltán de la tierra en condiciones infrahumanas para que en el primer mundo cambiemos de móvil cada año. Así que hasta que no fue necesario no cambié el aparato y hasta que no vuelva a serlo no tendré uno nuevo.
8. En la oficina produzco mucho más papel del que soy capaz de reutilizar
Sí, es un hecho. Hay que imprimir mucho y muchas cosas tienen que ser en papel limpio (porque hay que enviarlas), mucha gente ve (o mira) el mismo documento y hay que imprimirlo también. Yo reutilizo papel hasta donde puedo para tomar notas, para dejar recados, para hacer listas…, pero muchas veces no alcanzo para más y hay una pila de folios que se reciclan directamente sin pasar por la segunda R.
9. Tengo un post-it que me recuerda que tengo que apagar la luz
El post-it que ves en la imagen lo puse hace años en la puerta del armario para recordarme que tengo que apagar más a menudo. No suelo dejar luces encendidas pero también me equivoco y puedo reducir el gasto de bombilla, porque siempre se puede, siempre. Aunque pasen los años no quiero quitarlo, por si acaso…
Todas estas cosas no son una lista que vaya a quedarse así de por vida. Lo que pretendo es ir cambiando lo que hago de forma que mi vida sea más sostenible y tenga un impacto menos perjudicial para el Planeta.
Como soy humana te cuento que estas son cosas que hago mal, pero que quiero cambiar. Por que en eso consiste la vida, en aprender y en cambiar lo que no nos gusta.
Cuéntame:
¿Qué quieres cambiar en tu vida para que sea más sostenible?
¿Hay algo que sabes que puedes mejorar?
¿Estás poniendo remedio?
Hola Irene!
lo que explicas me parece lógico, la perfección no existe. Yo a veces también me siento un poco como tú, pienso en lo escribo y que siempre se puede ir un poco más allá, pero al igual que tú, tener un blog sobre medioambiente no me hace ser 100% sostenible en la vida que llevo, solo me hace plantearme lo que hago e ir cambiando para mejor, escribir sobre ello es para ayudar a otra gente a que también piense sobre ello pero no para dar lecciones. Yo también, desde luego, estoy lejos de hacerlo todo bien, pero ganas de mejorar no me faltan.
un beso!
Me alegra saber que estamos en la misma onda, Isabel. Cuando me dijeron «eso del blog sostenible» me planteé si acaso no estaba siendo clara… jajaja, así que más clara no se puede ser.
Un abrazo,
Son secretos perdonables 🙂 Yo también hago cosas poco sostenibles: tengo un smartphone, después de años diciendo que los odiaba y no pensaba dejarme engatusar por la fiebre tecnológica; si hago una fiesta en casa compro vasos y platos de plástico, y me duele un montón ver todos los restos la mañana siguiente…; tengo demasiada ropa en el armario, aunque casi toda de segunda mano, supongo que esto hace que sea un poco menos malo… En fin, es difícil llevar una vida 100% sostenible, por no decir imposible, al menos en este país. Pero cada dia podemos hacer pequeños gestos que colaboren un poquito, y así poco a poco el mundo será más sostenible!
Besitos guapa
¡Eso es lo importante, Ester! Vamos poco a poco, hay gente que no se plantea lo de la pila de platos de plástico, ahí está nuestra diferencia.
Un abrazo,
Hola Irene, creo que al igual que Isa esto de tener un blog va en mejorar. De eso vamos, una veces caemos y otras nos levantamos. Otr@s más y otr@s menos, depende de donde vivamos, nuestra situación socioeconómica, cultural, etc. Lo importante y digno de destacar es que estamos intentándolo, hay utopía en lograr un cambio? creo que todo estará completamente perdido cuando se apague esa ilusión por mejorar y salir adelante.
De mi parte lo mejor, que al igual que tu seguimos mejorando con aras de lograrlo(:
Bonita semana!
Muchas gracias por tu comentario, Yos. Seguimos en este viaje y eso es lo importante, y también me ha gustado mucho compartir esto con vosotros para mejorar entre todos.
Un abrazo,
Hola Irene! Creo que estamos todos un poco igual, ser 100% sostenible, ecológico, zero waste… está al alcance de muy pocos… Lo importante primero es darse cuenta de las cosas que no se están haciendo «bien» y segundo ir modificando hábitos, que cada uno aporte su granito de arena! Un abrazo
¡Muchas gracias, Nahir! Estoy muy de acuerdo contigo en que primero hay que ver los errores.
Un abrazo,
Imposible ser perfecta. Lo que hay que intentar siempre es mejorar. Yo tampoco cumplo con algunas cosas. Compro pocos productos ecológicos porque las circunstancias obligan ahora mismo a ir a lo barato. Y tengo móvil… Eso sí, hasta que no se estropean, no me compro otro. Pero bueno, todo es empezar y poquito a poquito se va mejorando.
Besotes!!!!
Buenos días, Margari. El problema del precio de los productos ecológicos es algo real y todos nos enfrentamos a él… Tengo que hacer un plan para cuando tenga que costearme yo mi cesta de la compra, o si no será imposible.
Lo que más me alegra es ver tu posición frente al móvil. ¡Es la misma que la mía! Y aunque no te lo creas, quitando mi novio y un par de personas más, no encuentro a mucha gente como nosotros.
Un abrazo, y gracias por dejar siempre tu aportación.
Hola!
Lo de ser 100% eco es muy dificil….A mi me pasa lo mismo que a ti. No compro todo ecológico, porque es mucho más caro y porque donde vivo no tengo donde elegir…También tengo mucha ropa, que no uso, que he ido acumulando durante años…Pero lo importante es ser consciente de todo ello. Así que no te desesperes!
Un abrazo!
¡Hola Rut! Qué alegría teneros a las dos por aquí 😀
Lo de la ropa me está haciendo reflexionar mucho últimamente… yo pensaba que no tenía tanta (al menos no tengo tanta como otras personas que conozco) pero veo que, sin duda, tengo muchísima yo también. Tenemos que ponernos manos a la obra con este tema…
Un abrazo,
Hola Irene!
No creo que sea imperfecta por eso. De hecho me parece más coherente ser consciente de ello como dice Rut, que tratar de controlarlo todo y perder los papeles. Lo digo porque yo en cierto momento me fui encerrando en la culpa que me producía comprar en marcas textiles conocidas por su explotación infantil, por ejemplo, y fui limitando y limitando mis acciones hasta que lo único que tenía delante eran restricciones a mi misma para todo y un montón de culpa porque a pesar de lo que no hacía no podía llegar a todo.
Es imposible tener un impacto en el mundo si solo intentas no tener un impacto, es una camino lleno de obstáculos, de desvíos y, a veces, de múltiples caminos. Por eso, este post te hace auténtica y humana.
Muchas gracias por ser tan honesta 🙂
Muchísimas gracias por tus palabras, Amelia. Sólo quería ser sincera con todos vosotros y veo que lo he conseguido.
Estoy de acuerdo contigo, no podemos llegar a todo, por eso soy de las que piensa que poco a poco se hace el camino, y sobre todo, que TODO CUENTA, por pequeño que parezca.
Un abrazo,