No hay prenda más sostenible que la que ya está fabricada.
Eso dice uno de los eslóganes de las tiendas de ropa HUMANA, y pensándolo fríamente, tienen mucha razón. Lo que pasa es que el tema de la segunda mano trae muchos quebraderos de cabeza, al menos es lo que veo en mi entorno, aunque sé que no es el único lugar en el que pasa esto.
Hace unas semana el Hervidero de Ideas publicó un artículo titulado Qué pensamos realmente de la segunda mano, y en él se comentaban algunos aspectos muy interesantes sobre nuestra forma de aproximarnos a estos objetos y prendas. Te recomiendo que le eches un vistazo.
Para muchos objetos el tema de la segunda mano ha dejado de ser un drama para convertirse en algo normal: aparatos electrodomésticos, teléfonos, ordenadores, etc. Ahora es fácil encontrarlos en foros de venta que conectan usuarios que quieren vender con los que quieren comprar. En otra esfera están objetos a los que, además, la segunda mano aporta valor, como un libro concreto, un disco que ya no se edita o a veces un instrumento musical. Se convierten entonces en objetos de culto o incluso de prestigio.
La ropa de segunda mano, en cambio, se trata de otra forma y a veces sigue siendo tabú. Una de mis suscriptoras me comentaba hace poco que era el aspecto que más le costaba en esto de la vida sostenible.
Es cierto que cada uno de nosotros tenemos una forma diferente de enfrentarnos a este tema.
- Puede que el rechazo (o la cautela, si lo prefieres) se deba a un motivo espiritual, porque quién sabe quién se puso esa prenda primero. Conozco gente que tiene reparos en comprar o usar prendas de segunda mano por esa razón, y es muy respetable.
- Otras veces se trata de un motivo de estatus, porque asociamos que comprar ropa de segunda mano es indicativo de una clase social inferior. Luego están esas tiendas de ropa de marca de segunda mano, donde se pueden encontrar productos exclusivos a precios más baratos (lo que no quiere decir que podamos pagarlos, pese a la rebaja). En ese caso la cosa cambia.
- En algunas ocasiones también se trata de desconocimiento o de que no estamos habituados a ese tipo de negocios, porque es cierto que mientras que en países anglosajones las tiendas de segunda mano se han visto más en las últimas décadas (incluso en las películas), en mi entorno, por ejemplo, no han sido frecuentes hasta hace bien poco.
- Incluso a veces me pregunto si la forma en que nos enfrentamos a la ropa de segunda mano puede deberse a alguna duda sobre la higiene de la prenda, duda que considero siempre mal resuelta, porque sé, salvo excepciones que siempre se dan en la vida, que las tiendas que se dedican a estos asuntos venden la ropa limpia.
En fin, son muchos los motivos que pueden estar detrás de nuestra escasa predisposición a abrir nuestra mente a la ropa de segunda mano.
El otro día, en cambio, mientras contestaba el correo de mi suscriptora intentando decirle algo que le sirviera en su camino de vida sostenible, se me vino a la mente la que es la forma más fácil de usar ropa de segunda mano.
Me acordé de toda esa ropa de amigos y familiares que nos llega a veces, generalmente en los cambios de temporada, y que en la mayoría de los casos no tenemos reparos en vestir (esa ropa de tus hermanos o tus primos que te probabas de pequeña para ver si algo te valía, ese vestido que a tu prima ya no le gusta pero que a ti te queda de lujo, o ese jersey que tu hermano no se va a poner…)
Eso también es llevar ropa de segunda mano, con la diferencia de que no hemos pagado por ella. Aunque nunca hayas comprado prendas usadas, si tienes alguna en el armario que cumpla estas características ya usas ropa de segunda mano. ¡Viva!
Verás, yo misma tengo en mi armario bastante ropa que me ha regalado mi tía, mi hermana o incluso alguna amiga de mi madre. Son esas prendas que ellas ya no se ponen y que han llegado a mí. De la misma forma que entran en mi armario se da el caso de que salen otras que serán prendas de segunda mano para ellas, porque cuando veo que hay algo que no voy a ponerme siempre consulto primero a mi hermana o a mi madre por si ellas lo van a usar.
Esto lo hemos hecho, lo hacemos y lo haremos todos, porque se trata de una cuestión de sentido común. Y también es una forma de seguir usando una prenda de ropa que ya está fabricada en lugar de comprar una nueva, es decir, es el fundamento de la ropa de segunda mano.
Puede que pienses que no es lo mismo, que en este caso conoces a la persona que te lo ha regalado, mientras que en la tienda no sabes quién lo llevó primero (a menos que estés pensando en comprar la chaqueta americana que un día llevó alguna celebridad, en cuyo caso te lo dirán cien veces antes de que salgas de la tienda).
Tienes razón, en este caso es diferente, pero la esencia, como te decía arriba, sigue siendo la misma. Estás usando ropa de segunda mano.
¿Habías reflexionado sobre esto alguna vez?
¿Te habías parado a pensar que, casi sin saberlo, también estabas consumiendo ropa de segunda mano?
Darme cuenta de este punto a mí me ha hecho ver un poco de luz y he pensado que te sería útil conocerlo para aproximarte, de una forma más sencilla, a este tipo de prendas.
Te confieso que nunca he comprado ropa de segunda mano hasta ahora. Recientemente me planteé comprar algo para un evento que tengo en unos meses, pero lo que encontré no se ajustaba a lo que yo necesitaba y al final no lo hice.
Sin embargo, al hacer este clic en mi cerebro me he dado cuenta de la cantidad de prendas «de segunda mano» que tengo en mi armario, que ya te digo que son bastantes y que me gustan mucho.
Y he visto que esta es, también, una forma de contribuir para hacer que la moda que consumimos sea más responsable.
Ahora se lleva eso de hacer fiestas de intercambios con amigas o familiares, e iba a ponerme a escribir una lista pequeña de formas en las que puedes acabar usando ropa de segunda mano sin comprarla, pero no tiene mucho sentido porque todos sabemos cómo funciona este asunto. Pero oye, si has hecho alguna de esas fiestas y te animas a compartir la experiencia puedes hacerlo en los comentarios, porque la verdad es que tengo curiosidad.
Espero que este artículo (o reflexión) te sirva para repensar el tema de la ropa de segunda mano, para verla con otros ojos y, sobre todo, para darte cuenta de que seguro que en tu armario ya tienes ropa de segunda mano rondando.
¿Me equivoco?
Pues sí, entonces soy también de las que tiene ropa de segunda mano. Y mucha! Pero comprar la verdad es que no me animo, por las razones que expones, para que voy a mentir. Pero heredar he heredado y mucho.
Besotes!!!
¡Hola Margari! Entonces de momento estamos en el mismo barco 🙂
Me gusta la palabra «heredar»…
Un abrazo enorme,
Pués fíjate que eso es algo que extraño de vivir en Reino Unido… yo no soy mucho de comprar ropa ni nada en general jajaja pero allá está plagado de lo que llaman «Charities» que vienen a ser tiendas de segunda mano, incluso trabajé de voluntaria en una, sé que (al menos allá) algunos lavan la ropa antes de venderla y otros no. De todos modos no lo veo como algo problemático porque igual yo misma la lavaría antes de ponérmela, pero sí me consta que como bien comentas tú, es un tema un poco tabú.
Mi esposo cuando viajaba a USA por negocios solía pasarse por los Good Wills (2da mano) a comprar ropa para él y para mi, sus compañeros de trabajo lo veían muy mal, como tacaño por no querer pagar por ropa nueva, como si fuera cosa de pobres. Las pocas veces que pensamos en comprar algo, nuestra primera opción siempre ha sido segunda mano. Acá en España siempre he visto muy pocas tiendas de estas, yo las considero tesoros ocultos. En el pueblo donde yo vivo ni soñando hay una, pero creo que poco se va tornando como una «práctica normal» y la gente se va abriendo al respecto.
A mi me parece genial, de hecho, creo que si reviso mi armario lo único que no es de segunda mano es la ropa interior jajaja y alguna que otra cosa más, bien sea por tienda o por familia o amigos. Al fin y al cabo representa un gran ahorro y es más sostenible, yo le veo pura ganancia 🙂
¡Saludos!
¡Hola Mariana! Gracias por contarnos tu experiencia y tu opinión sobre este tema.
Desde luego que estoy de acuerdo contigo en que muchas veces lo vemos como «de pobres», comprar ropa de segunda mano podría significar que no tenemos un estatus social determinado, o que no podemos permitirnos otra. Pero al final es cierto que reutilizar la ropa, comprada o no, es bueno para todos.
Un abrazo grande,
Hola Irene.
Primero decirte que gracias a tu artículo sobre el jabón de pastilla he conocido este magnífico blog, me encanta.
Yo tengo 22 años y animo a todos los jóvenes a recuperar todo lo natural que sí utilizaban nuestras abuelas, no solo el jabón sino también la ropa, la comida, etc. Por eso me gusta este blog.
Respecto a este artículo sobre la ropa de segunda mano, es cierto que la mayoría de la gente no sabe que existe la alternativa de comprar ropa ya usada.
Yo he usado ropa que a pasado por dos hermanas y una prima, y si la prenda es de buena calidad y está en buen estado, sería una pena tirarla pudiendo reusarla.
Respecto a comprar ropa, creo que es normal que la gente no se atreva porque piensa que ponerse la ropa de otro es poco higiénico (cuando pasa por tres lavadoras distintas antes de usarla). Pero en cambio si beben de latas que llevan meses cogiendo polvo en un almacén, se prueban zapatos y ropa que ya se probó muchas personas y tocan la barra del autobús sabiendo la cantidad de bacterias que hay. Es una hipocresía sin maldad, pero hipocresía.
Un saludo Irene y esperamos nuevos artículos! Has ganado una fan!
¡Hola Cayetana! Muchas gracias por tus palabras, por haber pasado por aquí y por unirte a esta pequeña tribu 🙂 Te doy la bienvenida desde ya.
Es curiosa la comparación que haces de la higiene de la ropa de segunda mano con la higiene de otras cosas que tocamos/consumimos cada día. La verdad es que no había pensado ese aspecto pero tienes mucha razón.
Un abrazo,
totalmente de acuerdo. de hecho, es lo que iba a decir yo hasta que te he leido.
otra hipocresía es la de no querer pasar por pobres, es que somos millonarios todos??
sabéis quién es jeffrey campbell?? un diseñador de zapatos de 150 a 200 € el par. yo me he hecho con cuatro pares en los últimos meses, unos zspatos guapísimos! y no creo haber llegado a gastarme ni 180 en los cuatro juntos.
nancy reagan, entre otras fsmosas acaudaladas, era super fan de la segunda mano.
Pues yo estoy en proceso de vender mi ropa de segunda mano. Que también es una forma de hacer que continúe el ciclo, por su puesto también consulto con la gente a la que le puede interesar antes de tirar ropa o de dejarla en el armario sin usar
¡Hola Isa! También es una gran idea. Hay prendas que están muy bien y que no nos vamos a poner más, como vestidos de fiesta o que tengan alguna peculiaridad. Si te animas a hacerlo coméntame, porque estoy muy interesada en profundizar en el «desprendimiento» de algunas de mis cosas.
Un abrazo,