España podría liderar el movimiento Zero Waste

España podría liderar el movimiento Zero Waste

Si has dado una vuelta por las redes habrás visto que este movimiento parece que tiene sus principales exponentes en países anglosajones. Son varias y célebres las personas que llevan este estilo de vida en Estados Unidos concretamente. A todos nos inspiran y nos ayudan a dar pasos en una vida más sostenible. Pero yo te digo que España podría liderar perfectamente este movimiento. Es más, tú podrías hacerlo. ¿Quieres saber por qué?

El movimiento Zero Waste es una forma de vida que intenta minimizar a máximo los residuos que acaban siendo basura. Entendamos, para este caso, que basura es todo aquello que no se puede reutilizar de ningún modo, que no puede ser compostado, ni reciclado ni servirá para nada más que para acabar en un vertedero. Traducido al castellano es el famoso Cero Residuo que también habrás visto en etiquetas en redes sociales.

No tiene mucho secreto hablando en términos teóricos (porque la práctica, como seguro que sabes, es más compleja): se trata de no consumir productos que vayan a producir basura, es decir, que vengan excesivamente empaquetados o cuyo envoltorio se base en materiales no reutilizables ni reciclables.

La compra a granel, la elaboración de productos comestibles y cosméticos en casa, la compra de segunda mano e incluso el minimalismo son los puntos fuertes y básicos de este estilo de vida.

El movimiento ha tomado mucha fuerza en redes sociales, y yo que me alegro, porque seguirlo (o seguirlo en cierta medida) es fundamental para la salud del Planeta.

Parece que los perfiles más famosos en redes sociales provienen de Estados Unidos, lo cual es comprensible: conocemos de sobra la cantidad de alimentos envasados y precocinados consumidos en esa zona, así como los envases de comida y bebida para llevar, que posteriormente llegaron a muchas otras zonas de la tierra.

Como te decía más arriba yo creo que España podría liderar este movimiento también. Hablo de España por la parte que me toca y por lo que conozco, obviamente, pero también creo que cualquier otro lugar tiene sus armas para vivir este estilo de vida. Por eso siéntete aludido e incluido en esto: estoy convencida de que tú, vivas donde vivas, también podrías ser un embajador del Zero Waste.

Voy a contarte por qué.

Aquí siempre han persistido los mercados

En España no han dejado de celebrarse nunca los mercados semanales en barrios, ciudades y pueblos, lo que nos ha permitido comprar siempre a granel cualquier tipo de fruta o verdura que deseáramos.

Los mercados de abastos siguen siendo una parte fundamental de las ciudades (y una de mis preferidas cuando visito cualquier lugar) y allí se pueden comprar todo tipo de productos frescos sin empaquetar, simplemente con el papel que envuelve los alimentos por razones de higiene.

Y más difícil todavía: en casi todas las grandes superficies e incluso supermercados de barrio hay despacho de productos frescos, aunque al lado nos ofrezcan las bandejas ya preparadas.

Creo que todo esto obedece a una razón: nos gusta comprar a granel y nos gusta comprar alimentos frescos. Nos ha gustado hasta hace apenas una generación, hasta que hemos empezado a pensar que como comprar envasado es más rápido sería mejor para nosotros.

La comida precocinada era un signo de progreso

Párate a pensarlo un momento: hasta hace apenas una generación la inmensa mayoría, por no decir todo lo que se comía en tu casa, era lo que ahora llamamos «comida casera». La invasión de productos precocinados tal y como la entendemos ahora ha sido relativamente reciente en nuestro país, hasta el punto de que tus padres no han crecido comiendo esos productos, y si me apuras puede que tú tampoco.

La comida precocinada ha llegado a nosotros al mismo tiempo en que nosotros no llegábamos a nada más: cuando se ha reducido nuestra vida familiar, nuestro tiempo de hogar, de ocio y de cocina. Es muy comprensible.

Además esta comida se ha llegado a publicitar como «mejorada» respecto a otras opciones de alimentación, y en consecuencia se ha percibido como una forma más del progreso que nos envuelve. De la modernidad.

Hasta hace bien poco no producíamos todos los residuos que conlleva la comida empaquetada o precocinada. Siempre hemos tenido la costumbre de comer «casero», aunque antes no se llamaba casero ni se llamaba de ninguna forma porque no se distinguía de ninguna otra comida existente.

Son muy pocos años los que nos han traído hasta aquí, así que tiendo a pensar que podemos volver al origen con cierta facilidad y minimizar en poco tiempo la comida envasada que tomamos.

Las nuevas tiendas a granel son la despensa de clientes de siempre

Esto me hizo gracia la primera vez que entré en Granel Madrid, que es donde compro legumbres cuando paso por allí (porque me pilla muy lejos de mi casa). Ese día entraba creyendo que iba al lugar de moda, porque en mi mente lo era, pero no contaba con el hecho de que mucha gente mucho más mayor que yo también pensaba lo mismo que yo, que ese sitio recién abierto en Madrid era lo máximo. Así que esperé pacientemente a que un par de personas mayores compraran sus legumbres como lo habían hecho toda la vida, o hasta que los centros comerciales de las afueras arrasaron con los colmados de las calles del centro de capital.

No somos sólo nosotros los que estábamos esperando tiendas a granel: lo estaba esperando mucha más gente, personas que siempre compraron a granel y que tuvieron que dejar de hacerlo porque se impuso otra tendencia.

Ya lo sabía, ya lo he dicho aquí alguna vez, pero lo repito: no hemos inventado casi nada en esto de la vida sostenible, pero me da la sensación de que en el tema del Zero Waste menos todavía.

El café para llevar no era normal hasta hace poco (y sus tazas desechables tampoco)

Parece que es algo que se ha instalado en nuestras vidas de tal forma que no recordamos los tiempos en los que esta opción apenas se veía por la calle.

Es cierto: en la facultad en la que yo estudié nos quejábamos de que al principio no podíamos comprar el café para llevar y en los descansos no nos daba tiempo a tomarnos uno. Con el tiempo nos lo empezaron a servir en vasos de plástico hasta que perfeccionaron el sistema con vasos más «apropiados». No hace tanto de esto.

Si no me crees escucha: la marca más famosa de café para llevar, la que puso de moda lo de correr por la ciudad con un vaso de cartón como si estuviéramos en Nueva York, aterrizó en España en el año 2002.

Lo malo del café para llevar no es que te lo lleves y te lo tomes donde quieras: lo malo es el vaso de cartón o de corcho blanco y la tapa de plástico, porque esos vasos no se reciclan convenientemente ni aunque los tires al contenedor correcto. No, no son reciclables porque aunque sean de cartón llevan una capa de plástico que permanecerá en la tierra cuando el papel se haya descompuesto (este enlace está en inglés).

Antes nos tomábamos el café en la cafetería. Ahora la opción sigue siendo esa, o llevar tu propia taza reutilizable.

¿Servilletas de papel? Sólo en celebraciones…

Las mantelerías de tu abuela y de tu madre se usaban, vaya que sí. Estoy segura de que muchos de los que lean este artículo reconocerán que hace años, en sus casas, el paquete de servilletas de papel se guardaba en la alacena o en el armario de la cocina, esperando alguna celebración. El resto de días de usaban servilletas de tela.

Lo mismo pasa con los pañuelos de tela, que han sido sustituidos por los pañuelos de papel. Aún quedan hombres como mi padre que llevan su pañuelo de tela siempre encima. De nuevo, este cambio se ha operado hace apenas una generación.

Esto son sólo algunos ejemplos de porqué creo que tú y yo podríamos llevar una vida Zero Waste viviendo en España, pero estoy segura de que hay más. Si me lees desde otro país estoy casi segura de que también tendrás razones tan poderosas como estas para pensar lo mismo.

He querido escribir este artículo para que pienses una cosa: parece que la vida sin residuos es algo muy lejano, algo como de otro planeta y que es imposible alcanzarlo a menos que seas una estadounidense muy concienciada y constante, pero en realidad no es así.

Hace una generación, como mucho dos, se vivía una vida con muchos menos residuos que ahora.

A veces no hace falta remontarse hasta los abuelos, piensa en cómo crecieron tus padres o incluso en cómo creciste tú, y verás que no hace tantos años de eso.

¿Crees que es posible que lo hagamos entre todos?

¿Se te ocurre algún otro ejemplo en el que el cambio a la cultura del desperdicio se haya producido en una o dos generaciones?

¿Habías pensado que hace muy pocos años no había que distinguir lo #ZeroWaste de lo que no lo era?

28 comentarios

  1. Me gusta mucho tu blog y tu artículo. Tienes razón no hace tantos años que se utilizaban menos residuos, en nuestra infancia apenas había envases, muchos eran retornables, los pañales eran de tela, en los pueblos la comida que sobraba se les echaba a los animales domésticos, y a su vez, sus excrementos se utilizaban como basura para el campo. Se hacían jabones en casa, y no utilizabamos ni pañuelos ni servilletas de papel, eran de tela. En mi casa tampoco se usaba suavizante. Como ha cambiado todo!!! Te sigo leyendo!!! Besitos!!

    1. ¡Es increíble el ritmo de cambio, Caridad!
      Pero eso es bueno también, quiere decir que estamos cerca en el tiempo…
      Un abrazo, 🙂

  2. Pues sí, hace años apenas se usaban los envases. Y sería por necesidad, pero se compraba lo justo, lo que se iba a comer, lo que se iba a usar. Así que no se tiraba nada. Ahora compramos hasta cosas que no vamos a comer, que no vamos a usar…
    Besotes!!!

    1. Qué interesante conexión con el consumismo, Margari.
      Sí que es cierto que el Zero Waste también tiene una parte minimalista que es indiscutible en un mundo con menos residuos.
      Un abrazo,

  3. Resulta un tanto desalentador pensar que estamos «descubriendo» lo que durante décadas, a veces siglos, fueron los cauces naturales mediante los cuales se hacían las cosas, desalentador porque han conseguido que olvidásemos, en el sentido más puro de olvido.

    Alentador, en cualquier caso, al pensar que no todo está perdido.

    De alguna forma cuesta creer que aquello de lo que poco a poco huimos por desmemoria o comodidad (o nos fuimos apartando por falta de tiempo) se haya convertido en tendencia, en una moda. Ahora solo falta que esa moda arraigue no se torne algo pasajero.

    Real y a la vez optimista. Estupendo artículo. Un abrazo.

    1. Gracias por tus palabras, LectorFiel. Yo también quisiera que todo esto fuese más que una moda, más que un «lifestyle»…
      Un abrazo,

  4. Genial artículo! El otro día justo hablaba con mi madre de este tema, resulta que ella, que desconoce completamente el significado del término zero waste lo domina muchísimo más que yo, y ya no hablemos de nuestros abuelos.
    Creo que a veces el nombre Zero Waste asusta pero con tu aproximación se percibe como algo mucho más fácil y cercano, simplemente se trata de seguir haciendo lo que ya hemos nacido haciendo, organizándonos y prestando mucha atención.

    Un abrazo guapa!

    1. ¡Hola, Carmela! Qué genial lo que cuentas de tu madre…
      Es justo lo que quiero decir con este artículo: sigamos haciendo lo de siempre, que en muchos casos estaba muy, muy bien 😉
      Gracias por dejar tu comentario. Un abrazo,

  5. Hace unos dias estuvimos pasando el día en Chelva, un pueblo precioso de la provincia de Valencia. Mi marido veraneaba allí cuando era pequeño. Dando un paseo cerca del rio me indico una ladera donde me decía que su madre le enviaba a tirar la basura. Al oirlo me sorprendí mucho «allí en medio, la badura…» pero a poco que reflexionamos llegamos a la conclusion: la basura eran practicamente residuos organicos y papel o cartón…nada que ver con los residuos que generamos ahora. La propia naturaleza se encargaba de «gestionarlo». Mi marido tiene 48 años….no hace tanto de eso…
    Que importante es que la gente tome conciencia! No es necesario ser Bea Johnson…solo ser consciente y llegar cada uno a donde pueda.
    Buen artículo. Ánimo a todos los que estamos en ello!!

    1. Hola, Agatha 🙂 Muchas gracias por compartir la experiencia de tu marido con nosotros. Este tipo de comentarios enriquecen mucho el blog.
      Realmente no hace tanto de esto, así que está claro que tenemos que intentar volver a eso como podamos.
      Un abrazo grande,

  6. Excelente artículo Irene, me alegró mucho encontrarlo. Vivo en Buenos Aires, Argentina. Esta es una tarea que los mayores debemos enseñar a cada uno de nuestros hijos y nietos y es verdad antiguamente y no hace mucho se usaba bolsa para la compra , las botellas se reutilizaban y así muchas cosas más. En capital donde vivo hay poco espacio para plantar, pero no es imposible en las terrazas ( balcones) se plantan aromáticas, cebollitas, lechugas, tomates y lo que el espacio permita, también usar menos el auto, usar la bicicleta o simplemente caminar. Lo que importa es enseñar a las nuevas generaciones que no es retroceder,es garantizar un mejor futuro sin contaminación. Gracias por los consejos que nos brindas. Saludos

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