La esperanza del reciclaje

El reciclaje es algo que suscita muchas dudas, lo ha hecho siempre, y en los círculos en los que yo me muevo más aún. Parece que no es excesivamente transparente en cuanto a la información que recibimos los usuarios y consumidores y vemos, con cierta envidia, que hay otros lugares en los que las cosas se hacen mejor que aquí sin tantos aspavientos.

El reciclaje tiene detractores, igual que tiene admiradores. Se ha escrito mucho sobre esto, de lo que hacemos mal, de las ineficiencias del sistema, de lo que se puede hacer mejor…

En este artículo, en cambio, voy a hablarte de lo que yo considero que es la esperanza del reciclaje. Porque soy de las que cree que puede haber esperanza.

Sí, es cierto que esto de reciclar hay que tomarlo con cautela, no vaya a ser que gracias a que podemos reciclar algo entremos en bucles de consumo nada sostenibles. Pero vayamos por partes…

Reciclar no es suficiente

En los círculos de vida sostenible el reciclaje se queda corto. En realidad se queda corto vivas como vivas, pero en los casos en los que un hogar decide llevar un estilo de vida sostenible es mucho más evidente.

Reciclar no es suficiente, en resumen, y lo sabemos. Somos conscientes de ello cuando nos preguntamos de dónde ha salido esta enorme cantidad de envases que tenemos en el cubo de la basura (en el amarillo) pese a que hemos hecho todo lo que sabíamos para reducir la comida envasada que compramos.

Lo sabemos porque es imposible que el planeta no se resienta de las enormes cantidades de plástico que producen nuestros hogares, por mucho que los reciclásemos.

Lo sabemos, también, porque intuimos que hay materiales que son más complicados de reciclar. Dudamos… y cuando dudamos es porque no nos han delimitado claramente lo que quieren que metamos en cada uno de los cubos, y esto, seamos sinceros, pasa sólo con el contenedor amarillo; y eso quiere decir que no tenemos claro que ciertos envases vayan a tener un buen fin en ese cubo.

No, definitivamente reciclar no es suficiente.

El mundo de las R

Es complicado intentar poner un número a las R que se han instalado en nuestro vocabulario para quedarse. Empezaron siendo 3, luego 4, 5… no exagero.

Las R son de lo mejor que hemos podido conceptualizar en este mundo de la vida sostenible. Son claras y concisas, muy fáciles de recordar y tienen hasta ritmo, y eso me encanta, ya que lo menciono, porque todo lo que sea pegadizo nos viene como anillo al dedo a los que intentamos hacer que la vida sostenible se extienda por el mundo. No me refiero a la moda de comprar ciertos productos comestibles o recipientes, sino a extender la vida sostenible que cuesta un poco más: la de no comprar un café para llevar para andar por la Gran Vía como si estuvieras en Nueva York, por ejemplo.

Como te decía, me gusta el ritmo de la lista de R que empezamos a acumular. Rechazar, reducir, reutilizar, reparar, … y como último recurso, reciclar. Reciclar al final, el último eslabón de la cadena.

Es lo último porque, si logramos hacer primero todo lo demás, lo que llegue al contenedor de reciclaje será una cantidad mucho menor de envases de cualquier tipo, y eso es bueno para el planeta.

¿Sigue habiendo razones para el optimismo?

Hace un año, por estas fechas, me preguntaba si había razones para el optimismo cuando hablamos de reciclaje. Los usuarios, según percibo yo, no están concienciados con el problema que tenemos en los vertederos españoles (hablo de los míos, pero seguro que en los de tu país pasa también).

Lo digo con conocimiento de causa: es increíble la cantidad de residuos mal separados que veo en los cubos de basura que hay en mi calle. Pese a todos los años de campañas, de boca a boca, de anuncios y de otras muchas actividades no hemos sido capaces de concienciar a la población de que tenemos un problema, de que debemos ponernos seriamente a tratar de aminorarlo, en la medida de lo posible, y de que el tambor de cartón detergente no va al contenedor amarillo, aunque sea un envase, cosa que no puede negarse.

Tampoco voy a esconder que la sociedad percibe cierto tufillo a estafa por parte de quienes colaboran o gestionan el sistema de residuos (hablo, de nuevo, de España). Parece que el sistema de retorno de envases no está saliendo como se esperaba en los lugares en los que pretendía implantarse porque los intereses económicos que hay detrás de que todo siga igual son grandes. Es triste, pero cierto.

Hace unos meses escribí sobre el retorno de envases en estos artículos, que pueden resultarte interesantes si te los perdiste en ese momento:

En estas circunstancias es lógico que me pregunte si sigue habiendo razones para el optimismo cuando se trata de reciclaje.

Las 3 esperanzas del reciclaje

Respondiendo a mi pregunta de arriba, sí, sí que las hay.

Primero, porque reducir, esa palabra clave de la que hablaba antes, es precisamente lo que nos va a ayudar a ser capaces de que el sistema de reciclaje le compense al planeta. Yo no quiero vertederos de plástico y residuos bien separados, pero enterrados. Quiero, más bien, que el plástico que se puede reciclar se recicle de verdad, se utilice para hacer nuevos productos de plástico.

Porque no nos engañemos, bien utilizado el plástico es un gran invento: no conviene demonizar el producto en sí, sino su uso excesivo, sobre todo en productos con escasa vida útil.

Hay motivos de optimismo, también, porque existen materiales que son la esperanza del reciclaje, son la estrella de este sistema. Lo son porque, para empezar, dos de ellos primero pueden reutilizarse. Estos materiales son:

#1 El papel, que puede reciclarse hasta 7 veces

…y que supone hasta un cuarto de la basura que producen nuestros hogares. Se trata de un material biodegradable, en cualquier caso, que salvo tratamientos agresivos de cloro y tintas puede desgradarse en la naturaleza en condiciones normales.

Siempre que puedo, al comprar productos envasados primo los que están envueltos en papel frente a otros que están envueltos en plástico (al comprar café para la cafetera o productos frescos en el mercado).

#2 El vidrio, que puede reciclarse hasta el infinito sin perder propiedades.

En mi opinión es el rey de todo esto… Saber que de una botella podría fabricarse otra igual me da casi escalofríos (de felicidad), y me hace pensar también que apenas estamos aprovechando el potencial que tienen estos envases. Antes devolvíamos los cascos a las tiendas de vino o de productos lácteos, pero ahora los volvemos a fabricar… En cualquier caso se trata de no extraer de nuevo materias primas de la tierra, y eso está bien.

Con esta información intento comprar, en la medida de lo posible, productos que vienen envasados en vidrio cuando se trata de conservas de verduras, por ejemplo.

>> Sobre el vidrio también he hablado en el Club de Malasmadres, porque las malasmadres reciclan vidrio, y los buenos hijos también.

#3 La materia orgánica.

No tengo muy claro que pueda incluir un apartado como este en un artículo sobre reciclaje, pero lo voy a hacer porque supone una parte muy importante de lo que acaba en nuestro cubo de basura (y, si no lo compostamos, acabará incinerado o enterrado en un vertedero).

Se supone que lo que se recicla es aquello que se descompone para volver a fabricarlo y volver a introducirlo en el ciclo productivo. Pues bien, la materia orgánica una vez descompuesta, no hay que manipularla ya más, excepto para colocarla en la tierra y que la fertilice.

Es increíble lo fácil que es hacer compost, pero a nivel de ciudades parece más complicado. No lo digo porque sea imposible, porque el proyecto piloto que se llevó a cabo en Madrid fue todo un éxito, sino porque es complicado de implementar cuando salimos de un entorno de comunidad pequeña. Aún así, estamos en ello, y es una de las estrellas de este sistema de separación de residuos que tenemos instaurado actualmente.

Estos tres materiales son, en mi opinión, las tres esperanzas del sistema de reciclaje actual. Creo que son las que menos dudas suscitan a la gente, las que se separan con mayor facilidad y las que quizá tienen mayor aceptación.

No obstante, es importante saber que esto no quiere decir que tengamos que consumir este tipo de envases como si no pasara nada. El hecho de que se reciclen mejor, o de forma que nos parece más adecuada, no quiere decir que tengamos patente de corso. Reducir envases, también de estos tipos, es fundamental para el planeta.

Tres materiales que son la esperanza… y algo más

Antes de terminar con este artículo quisiera hacer hincapié en un concepto que me hace ilusión verbalizar. No quiero que pienses que se trata de un mantra que acabo de inventarme para ponerlo en un póster, o de una frase hippie, pero creo tiene mucho de verdad.

La verdadera esperanza del reciclaje somos nosotros. 

Así te lo digo. Tú y yo.

Tú y yo tenemos la responsabilidad de que todo esto salga bien, de que cada residuo vaya a su sitio cuando tenga que ir, de que en el cubo acabe la menor cantidad de residuos posibles, de pedir esa transparencia que tanto reclamamos, o de exigir la implementación de un sistema de retorno de residuos.

Fuera de lo básico, hay más cosas que pueden hacerse por el reciclaje. Hablo de él como si fuese una entidad corpórea, pero creo que es necesario, porque de un tiempo a esta parte percibo ese halo de cansancio en la población del que te hablaba un poco más arriba y eso me asusta.

Y como los ejemplos hay que ponerlos en los extremos, porque si no no son ejemplos, voy a contarte un par de ellos de los que he escrito antes.

Los puntos limpios, esos grandes olvidados de mucha gente, son el lugar más seguro para esos residuos extremos que no sabemos dónde meter: bombillas, cartuchos vacíos de tinta, pilas, electrodomésticos… Conviene saber dónde tienes el más cercano y cómo puedes llegar hasta él, porque todo lo que tenga que ir allí y acabe en otro contenedor puede generar problemas medioambientales.

El otro extremo, que me he dejado para el final, es la reducción física de tus residuos. Me refiero a aplastarlos, sobre todo aquellos que son para el contenedor de envases o de papel. Se trata de una medida de perfeccionamiento del reciclaje, algo así como «nivel experto», porque ahorra idas y venidas de camiones, y bolsas de basura… y todo eso es bueno para el planeta también.

¿Te parece demasiado? Bueno… ya te dije que los ejemplos se ponen en los extremos.

Con esto no pierdes nada, es un pequeño esfuerzo extra y ¿qué es eso para una esperanza del reciclaje como tú?

Si te apetece hablar sobre el sistema de reciclaje, hablemos… 

¿Qué crees que puede mejorarse en el sistema que tenemos actualmente?

¿Qué es lo que te parece que hacemos bien (como usuarios y a nivel de administración)?

¿En qué medida crees que todo depende de las administraciones/de los usuarios?

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