
Desde la habitación en la que escribo lo más parecido a un ser vivo salvaje a mi alrededor es una piña que encontré en bosque hace unos meses y que tengo colocada en el escritorio. Es posible que el lugar en el que vives y en el que trabajas tú también se parezca bastante a esta escena que describo: habitaciones asépticas donde sólo cabemos los humanos, en bloques de pisos y de oficinas construidos sobre asfalto, en ciudades donde los niños no saben decir el nombre de un solo pájaro de la zona y donde los árboles se plantan en aceras para cubrir un cupo de zonas verdes. Si este no es tu caso estás de enhorabuena.
La realidad, en cambio, no se parece nada a lo que nosotros vemos cada día. El mundo real, no el de las ciudades, se teje de color verde y está repleto de vida y de especies que no percibimos porque no forman parte de nuestro día a día asfaltado. No hay que irse muy lejos para hablar de preciosos animales y plantas: la cuidad en la que vives está rodeada de campo y esa zona tiene animales y plantas autóctonos que merecen que les conozcamos y que les protejamos.
Otro lado de esta misma realidad es que muchas de esas preciosas especies se están perdiendo, día a día.
Hagamos números
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) actualmente más de 22.000 especies se encuentran en peligro de extinción en el mundo. La Lista Roja que elabora cada año esta organización es un tesoro para los conservacionistas y amantes de la Naturaleza. Para hacer una prueba del valor de este documento he buscado a nuestro lince ibérico, del que te hablaré luego, y he obtenido una ficha muy completa del estado de su especie. Puedes hacer la prueba con cualquier otra especie de la que tengas curiosidad.
De todas esas especies en peligro de extinción cada año se elaboran listas de las que nos atañen a los españoles. En esta realizada por la organización WWF se enumeran las 10 especies más amenazadas en España, que incluye insectos, anfibios e incluso árboles y algas, tan importantes también para los ecosistemas y la supervivencia del planeta.
Una de las especies que más tiempo lleva luchando por sobrevivir en España es el lince ibérico. Si has echado un ojo a la ficha que le han hecho en la Lista Roja verás que según la última actualización está en peligro, todo un avance teniendo en cuenta que se ha pasado los últimos 13 años «en peligro crítico». En la actualidad sólo hay unos 200 linces ibéricos en el mundo, todos ellos en la península Ibérica. Se está realizando un programa de reintroducción de la especie en las provincias de Ciudad Real y Toledo a través de la cría de cachorros.
Pese a todos estos esfuerzos el año 2015 ha sido crítico para el lince porque han muerto 15 de ellos, muchos de los cuales han fallecido en atropellos en las carreteras que atraviesan las tierras que habitan. El último de los linces atropellados el pasado año fue encontrado a finales de diciembre.
Como ves hay especies en peligro a lo largo y ancho del Planeta. El mundo está repleto de animales y plantas amenazadas por la extinción y recuerda con nostalgia, porque a veces es sólo eso, algunos de aquellos animales que ya no están, de los que hace décadas que no se sabe nada y se dan por extinguidos.
Por qué se extinguen las especies
Supongo que en algún momento de la Historia era posible decir que las especies se extinguían porque tenían que hacerlo, porque unas sobreviven y otras no, muy al estilo Darwin. Sí, quizá hubo tiempos así, y quizá algunas de ellas aún se extingan por esas razones.
En cualquier caso es innegable la mano del hombre en muchos (muchísimos) de los casos de extinciones recientes y de situaciones de peligro, porque nuestro comportamiento pone en riesgo las poblaciones de ciertas especies que, sin ser necesariamente de carácter frágil, propensas a la extinción, ven su vida amenazada sin que ellas puedan hacer mucho.
El profesor Edward O. Wilson, el padre de la palabra biodiversidad, es también quien ha recogido en una lista las causas de la extinción de las especies (la enumeración recibe el nombre de HIPPO, por sus siglas en inglés):
- Pérdida de hábitats
- Especies invasoras
- Contaminación
- Superpoblación
- Captura excesiva de especies salvajes
Todas estas causas, unidas o por separado, dan lugar a situaciones de peligro o cuanto menos de alerta en el entorno de todas las especies. Algunas salen mejor paradas, sobreviven, y otras entran a formar parte de esa Lista Roja que las cataloga como carne de cañón: podrían pasar a la historia…
¿Esto en qué te afecta?
Volvamos a mi habitación, desde la que te escribo, o a la tuya si lo prefieres, o al tu lugar de trabajo, a la ciudad donde vives, al asfalto que pisas. Volvamos si quieres a tu agenda, porque a lo mejor hace días que no ves el verde, quizá hace semanas que no sales al campo o que no pisas un parque.
A cualquier otro las imágenes de las especies ya extinguidas le causarán una tristeza momentánea, tanto como duren esas imágenes en su pantalla, o tantos segundos como dure la noticia en el telediario. Pero a ti no… Y tú sabes que todos nosotros tenemos algo que ver en esto. No se trata de echarnos la culpa sino de asumir responsabilidades.
Fíjate en lo que pasa en estos dos casos:
- Según Greenpeace, en los bosques de Camerún muchas especies amenazadas pagan el precio de la expansión del aceite de palma. Esta materia prima, que se utiliza como agrocombustible y en la industria alimentaria y cosmética, está causando grandes destrozos en todas aquellas zonas que se dedican a su cultivo de forma intensiva. No me estoy refiriendo a aquellas zonas del mundo en las que el aceite de palma se consume desde hace siglos de forma natural, sino a su cultivo masivo para que entre en mercados en los que antes no estaba presente porque su bajo precio lo hace muy atractivo. Puedes aprender más sobre el aceite de palma en el blog Carro de Combate (ya te lo recomendé en mi artículo con mis descubrimientos de 2015).
- El investigador Mark Urban, de la Universidad de Connecticut, publicó en mayo de 2015 un artículo titulado Accelerating extinction risk from climate change (La acelerción de la extinción es un riesgo del cambio climático) en el que él mismo concluía que el riesgo de extinción de especies debido al cambio climático no sólo se espera que crezca sino que se acelere con cada grado que aumente la temperatura del Planeta. También deja claro que, de seguir con el modelo que estamos llevando hasta ahora, una de cada 6 especies se extinguirá.
Como ves, las causas que enumeraba el profesor Wilson, que son reales pero que nos suenan lejanas y teóricas, tienen caras reales muy pegadas a nosotros, que nos tocan cada día. El aceite de palma está presente ahora mismo en la mayoría de los productos que compramos. Si no te lo crees haz la prueba y lee las etiquetas de los productos envasados que metes en el carro.
Lo del cambio climático tampoco nos es ajeno. Todos esos grados de más que está empezando a soportar el Planeta también son cosa nuestra, porque si lo dejamos todo en manos de otros ¿quién hará algo?
Las especies en peligro de extinción nos afectan a todos y son cosa de todos. Cuidar el Planeta para que sea un lugar mejor para ellas, donde puedan remontar el vuelo, está en nuestras manos y en nuestras decisiones de consumo y del día a día.
Además, no hay que olvidar que las consecuencias de la desaparición de una especie también las sufriremos todos. El secreto de la Naturaleza es el equilibrio; si ese equilibro se rompe algo deja de encajar, eso está claro.
Tú, que quieres llevar un vida sostenible, empieza a pensar que esto también va contigo.
No te mientas pensando que esto sólo afecta a esas selvas amazónicas o a esos bosques tupidos en los que nunca has pisado.
Tú también formas parte de esas tierras y, en cierta medida, de sus problemas y sus posibles soluciones.
Yo no pierdo la esperanza, pienso que estas especies seguirán habitando el Planeta con nosotros. ¿Y tú?
Buenos días!
Estoy de acuerdo con todo el planteamiento. Iba a decir que el egoísmo del ser humano acabará consigo mismo; en realidad, como cualquier otra especie animal, queremos por instinto crecer y abarcar más y aumentar nuestra población. El problema, que ninguna otra especie padece, es que nuestra evolución técnica y nuestra inteligencia nos traicionan. Cualquier otro animal, así como el humano hasta hace un par de siglos, no tuvimos otro remedio que adaptarnos al entorno y sobrevivir en él. El día en el que nos supimos capaces de modificar el entorno para nuestro beneficio, con la desmesura propia de quien se cree superior, metimos la pata.
La evolución en sí es un proceso natural, unas especies sobreviven y aumentan, y otras se ven mermadas o desaparecen. El problema es que ese mismo proceso de equilibrio, ordenado dentro de su propio caos, se ve cada vez más alterado, acelerado incluso, por la mano del hombre. Confiemos en abrir los ojos con la necesaria antelación como para no pretender reaccionar cuando nada tenga solución.
Muy buen artículo. Gracias 🙂
Gracias por tu comentario, LectorFiel. Yo también confío en que nos demos cuenta de nuestro error y de nuestro egoísmo antes de que sea demasiado tarde.
Un abrazo,
Como bien has dicho la extinción es una parte de la evolución, las especies que no se adaptan al medio acaban desapareciendo. El problema se plantea cuando el una especie la que elimina a muchas como para en el caso del ser humano…
Lo del lince me parece un caso que debería cambiar radicalmente, no es normal que se invierta dinero en su conservación pero que luego no se pongan medidas contra el atropello, sobre todo cuando las medidas son bastante sencillas. Es que no tiene nada de sentido.
Saludos
Isa, valoro mucho tu opinión de ambientóloga en este caso. Gracias por tu aportación. Yo entiendo lo mismo que tú, que Darwin tenía razón y que unos sobreviven y otros no, pero sólo cuando se trata de un equilibrio natural.
Respecto al lince, también me preocupa el tema, la situación es crítica desde mi punto de vista…
Un abrazo grande,
es lamentable todo lo que el hombre ha ocacionado
Hay algunos animales que están sobrevalorados (ratas, serpientes, cocodrilos…). No digo que se extingan pero si fuese posible, que me parece dificilísimo o, directamente, imposible, con que sólo estuviesen en algunas reservas ya estaría bien. Y un «imposible», que se extingan las moscas, ya no sólo por ser extremadamente pesadas, sinó por ser las asquerosas devoradoras de los cadáveres. Me preocupa mucho más la extinción de las plantas, imprescindibles para la vida en la Tierra, además de muy hermosas muchas de ellas. Además de los árboles, claro.