Diario de Verano. Capítulo 6 – Viajar con billete de vuelta

Recolectora - Diario de Verano - Viajar con billete de vuelta

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Esta es una serie de entradas más personales y distendidas que estoy haciendo durante los meses de julio y agosto. Si no has leído los capítulos anteriores puedes ponerte al día aquí.

Acabo de aterrizar, como quien dice, porque volver el domingo por la noche y sentarse a escribir ahora es eso, precisamente: acabar de aterrizar. Aún tengo cosas por hacer, ropa sin ordenar, un par de maletas por medio, y todas esas cosas que siempre se desperdigan por la casa cuando vuelves de viaje y que tardas mucho tiempo en colocar.

En realidad no me he ido tanto tiempo, apenas una semana larga, unos diez días, pero parece que he recorrido medio mundo en este tiempo. Mi amiga, la que se casó justo antes de que yo te hablara de la novela El Regalo, celebraba una parte de su boda en Grecia, con la familia de su novio (ahora marido), y fuimos como invitados. Así que sí, en realidad he recorrido una buena parte del mundo pese a todo.

Durante este viaje he tenido la oportunidad de conocer una parte de Grecia de una forma no muy convencional: no éramos turistas, sino que de alguna forma nos mezclamos en una parte de la vida cotidiana de aquellas personas.

Aunque siempre se mantiene algo del alma del turista (querer verlo casi todo, hasta que el cuerpo aguante, o entrar en museos varios y hacer fotos a casas pintorescas) esa forma de viajar tan diferente me ha gustado mucho. Por no hablar del hecho de que he tenido la oportunidad de conocer cómo es una celebración de matrimonio en aquella cultura.

Ha sido corto, pero intenso.

Mientras estaba en ese viaje me ha dado tiempo a reflexionar alguna cosa sobre el estado del mundo, porque cuando estoy fuera de casa a veces aprecio cosas que no veo en lo cotidiano. Me pasa incluso cuando viajo a las tierras de mi chico, en el sur de España, cualquier fin de semana.

Verás, yo soy un poco maniática del control. No sé si se dice así en castellano, pero si existe una forma de traducir control freak a nuestro idioma me imagino que la mejor es esa. Y además es justo lo que me pasa.

Me gusta tenerlo todo atado, todo bien pensado y dispuesto. Hago mis listas de cosas, tacho lo hecho y dejo lo que queda pendiente, analizo lo que me hace falta con tiempo (a veces con mucho tiempo) para prever lo imprevisto, no me gusta no tener un plan B, no soy de las que viajaría a la aventura.

En ruta soy especialmente cuidadosa con documentación, dinero y pertenencias, por este orden si me apuras, porque nunca se sabe, y estando en tierra extraña y además no conoces el idioma se hace todo aún más complicado.

Llevo mis documentos en un bolsillo bien secreto de la mochila, inaccesible, y vigilo mi pequeña maleta como una fiera: eso es lo que tengo para sobrevivir en este país estos días.

Es más: esto es lo que tengo para asistir a una boda en este país en los próximos días. El vestido, de los que no se arrugan; los tacones; mis productos de aseo. Siempre preparada, porque no estoy en mi casa, estoy de paso, de visita por aquí.

Y me dio por pensar en todos aquellos que cogen la maleta, igual que la mía, o incluso más pequeña (quizá inexistente) y emprenden un viaje sin retorno: todos los que, precisamente, están llegando a las costas de Grecia en estos últimos meses.

Ya sabes lo que pienso sobre este tema porque hace meses escribí «Cómo lidiar con este mundo furioso» que, de todos mis artículos, es el que más me ha costado sacar de dentro, el que más lloré y el más auténtico de los que verás en esta web.

Pensé que yo, que en algunos momentos puedo sentirme muy ajena a la tierra que piso cuando esta es muy extraña a mí, al fin y al cabo viajo con un billete de regreso en el bolsillo escondido de mi mochila.

Al fin y al cabo, con mayor o menor presupuesto, viajo con dinero.

Sin duda alguna, cuando todo eso acabe, yo vuelvo a mi casa y sigo teniendo mis cosas, todo eso que me hace sentir cómoda. Me refiero, para llamar a las cosas por su nombre, que no importa que durante tres o cuatro días ande descalza por la habitación del hotel porque en un par de días tendré mis zapatillas de estar en casa de nuevo.

Pero ellos no, ellos no viajan así.

Ellos vigilan sus pertenencias porque es lo único que tienen para esos días y para los siguientes, y para los que vendrán después. Y sus documentos, cuando los tienen, más aún.

Si yo a veces iba preocupada por que no nos pasara nada, por que todo saliera bien, porque no se nos olvidaran cosas, porque la maleta llegara entera, y viajo en esas circunstancias, ¿qué no sentirán ellos cuando su viaje es tan distinto del mío?

Si me he decidido a escribir esta reflexión para un artículo como los que estoy publicando en mi Diario de Verano ha sido por dos razones.

En primer lugar, porque entiendo que una parte fundamental de una vida sostenible se orienta a cuidar de los demás. Porque una vida sostenible que no es solidaria con el resto de personas para mí no tiene mucho sentido, por eso he convertido ese CUIDA DE TODOS en uno de los pilares de este blog.

Por otro lado, porque cuando he hecho esta reflexión he llegado a la conclusión de que valoro poco la vida que tengo. Ahora que se acaba el mes de agosto y que empieza para muchos la temible rutina y la vuelta al trabajo y al colegio, me he dado cuenta de que valoro poco mi día a día, te lo confieso.

De vez en cuando conviene ir un poco más allá de lo que nos dicen las noticias y mirar al mundo con ojos atentos para poder apreciar lo que tenemos en casa. Ni más ni menos. Y he creído que, dadas las fechas, quizá esta reflexión podría ayudarte a ti también.

Viajar con billete de vuelta, como he hecho yo y como seguro que has hecho tú, es todo un privilegio.

Somos muy afortunados.


Ahora sólo me queda darte las gracias por haberme acompañado durante estos dos meses de verano. Me ha gustado mucho esta nueva forma de hablar contigo, de contarte lo que pienso, lo que hago, lo que me preocupa e incluso en qué ocupo mi tiempo.

Si te ha gustado a ti también te agradecería mucho que me dejaras un comentario. Quizá, siempre que me sea posible, podría hacer más diarios como este en un futuro. ¿Qué te parece? 

13 comentarios

  1. Me alegro de tu regreso y me ha gustado mucho tu diario. Respecto a lo otro es muy triste y la verdad que nosotros no deberíamos quejarnos pero a veces se nos olvida que tenemos situaciones privilegiadas porque aunque tengamos problemas estamos seguros y tenemos comodidades que otros seres si conocerán en toda su vida. La verdad que este mundo esta lleno de injusticias…

    1. ¡Hola Gemma! ¡Espero que estéis todos bien!
      Gracias por tus comentarios a mi diario. Me alegro de que te haya gustado y resultado útil a la vez.
      Sólo con el comentario que acabas de dejarme a esta entrada me quedo satisfecha: debemos pensar más en el prójimo, ir un poco más allá, al menos una vez al día.
      Un abrazo enorme,

  2. Ya te he comentado en otros post que me encanta esta serie, Irene. La he disfrutado un montón.

    La de hoy es especialmente sensible. Ha sido un choque de sentimientos. Por un lado la alegría que me produce viajar y por otro la sensación de vacío que siento cuando me intento imaginar el tipo de viaje de los que no tienen billete de vuelta.

    Es duro, doloroso. Y me alegra mucho el punto de vista final acerca de valorar nuestro día a día porque, tienes razón: somos unos privilegiados.

    Un artículo fantástico, como siempre.

    Un abrazo.

    1. ¡Gracias, Nazaret! Valoro mucho lo que comentas de la serie, así a lo mejor puedo animarme en futuras ocasiones.
      Sobre todo me alegra que hayas captado que es mejor dar GRACIAS, a mí misma me cuesta mucho algunas veces, pero para eso es bueno relativizar lo «malo» que nos pasa.
      Un abrazo,

  3. Hola Irene,

    Gracias por tu post y por intentar tocar el corazón de las personas sobre algo tan trágico como la situación que están viviendo los refugiados sirios en Grecia.

    No es por hacer publicidad y perdona que utilice tu post para esto, pero si alguien tiene ropa de invierno, mantas, sacos de dormir, tiendas de campaña, etc, que no use, en Mi cabra vegana (Pza de la Reverencia 4, Madrid), Lourdes está recogiendo bolsas hasta el 8 de octubre para uno de los envíos regulares a Grecia que hace con ayuda de una organización no gubernamental.

    Gracias y si consideras que no está bien que comente esto en tu blog, por favor, borra el comentario.

    1. ¡Hola Nieves! Soy especialmente sensible con este tema, así que voy a dejar tu comentario por si alguien lo lee y puede colaborar. De paso, da gracias a Lourdes si la conoces, por la labor que hace.
      Un abrazo y gracias 🙂

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