Para seguir con el inicio de temporada he decidido que voy a contarte un par de experiencias que he tenido este verano comprando en el pequeño comercio.
Y es que volver a casa, volver al barrio y a la vida cotidiana tienen que servir para algo: para conectarnos con las personas que hacen que nuestra calle tenga vida y tejido social. Esas personas son los tenderos de toda la vida y los negocios familiares y tradicionales.
En esta primera parte voy a hablarte de la experiencia de comprar en una tienda familiar, donde conocen el oficio. Y la semana que viene te cuento otra de las ventajas de comprar al tendero del barrio, no te pierdas la entrada.
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