No sé tú pero yo sí, a veces…
Me refiero a esas ocasiones en las que nunca parece el momento perfecto para hacer nada, y en esos casos acabo haciendo eso, nada.
Si te ha pasado alguna vez sabrás de qué hablo. Procrastinar es una palabra que se ha puesto muy de moda, y creo que es porque como ahora estamos tan ocupados dejamos de hacer unas cosas para poder hacer otras.
Puede ser porque eliges entre dos tareas y realizas la más importante (esta procrastinación tiene un sentido muy noble) o porque estás tan cansada que te enganchas a ver unos cuantos vídeos de Youtube o una serie en bucle y ya no puedes hacer nada más. La vida moderna es así.
Y todo lo que acabamos relegando a un segundo plano es todo aquello que hemos procrastinado, que queda mucho mejor que decir, simplemente, que no lo hemos hecho, o que lo hemos dejado para luego, y punto.
Pero sí, en esencia procrastinar significa dejar para más tarde.
¿Cuántas cosas hay en tu vida que dejas para luego? ¿Cuántas cosas aplazas para cuando lleguen tiempos mejores, para cuando ahorres, para cuando tengas contrato indefinido?
Yo muchas cosas, para qué voy a engañarte, porque tiendo a pensar que en algún momento todo será mejor, en lugar de decir que ahora mismo estoy en un gran momento. Forma parte de mi personalidad, estoy luchando con ello, trabajo duro para que no me suceda… y si descubro cómo hacer para darle la vuelta a la tortilla escribiré un artículo para que puedas hacerlo tú también. Prometido.
La cuestión es, para qué darle más rodeos, que algunas veces también aplazo aspectos de mi vida sostenible porque no es el momento perfecto.
[Tweet «¿Cuántas veces aplazas tu vida sostenible para cuando estés en un momento mejor? @ire_recolectora»]
En mi caso el hecho es que además de no ser el momento perfecto, lo cual es siempre una apreciación subjetiva, parece que tampoco es el lugar perfecto. Eso me complica la vida, porque si además del momento no acompaña el lugar, parece que mis reservas y mis aplazamientos tienen razón de ser y me reafirmo más en mi tardanza en la toma de decisiones.
Por ejemplo, te cuento que yo no vivo en una casa propia, sino en la de mi familia (y con mi familia). Quizá ya lo sepas si llevas un tiempo leyéndome, pero por si no, te lo comento. Eso limita un poco algunas de las actividades que me gustaría llevar a cabo porque no vivo sola ni apartada del mundanal ruido.
Podría aburrirte con un montón de razones por las cuales:
- Aún no he plantado un huerto
- No he comenzado a compostar en la ciudad (en el campo sí)
- No hago una compra 100% ecológica
- Tengo pendiente un asuntillo con el minimalismo en general…
Pero es mucho más interesante que te cuente otras cosas, cosas que tienen que ver con lo que sí hago, y por lo tanto, con lo que tú también puedes hacer.
Desde mi punto de vista, que es muy personal y muy subjetivo, es mejor para mí hablar en positivo y ver aquello que sí hago en lugar de centrarme en lo que no.
De esta forma también me enfoco en lo que depende de mí, en lugar de pensar continuamente que tienen que ser otros factores externos los que cambien para que yo pueda llevar la vida que quiero.
Por eso te pregunto: ¿hay algún aspecto de tu vida que quieras cambiar? ¿Y crees que puedes hacerlo ahora?
Esta no es una pregunta cualquiera, y lo que pretende es que comiences a hacer todo eso que sí puedes hacer ahora por tu vida sostenible, en lugar de dejarlo para más tarde, para mejor ocasión.
¿Por qué?
Porque es necesario que te pongas en marcha, por que nuestros niveles de consumo están alcanzando cotas inimaginables, porque nuestra forma de vivir no se sostiene ni se sostendrá por mucho tiempo, porque realmente el Planeta está dañado… ¿necesitas más razones?
Hay muchas cosas que a lo mejor no puedes hacer aún: quizá ahora no puedas comprar una prenda de algodón orgánico, o no tengas a tu alcance una tienda de productos de limpieza a granel, o no no puedas usar la copa menstrual (por la razón que sea), o no puedas hacer… (rellena con lo que tú tengas en mente).
Pero hay otra lista muy grande de cosas que sí puedes hacer ahora mismo, sin dejar para luego: puedes decir que no a las bolsas de plástico, puedes elegir comprar fruta y verdura a granel, puedes comprar en el pequeño comercio, puedes no comprar más ropa hasta que realmente no la necesites, puedes reducir las veces que coges el coche, puedes dejar de comprar cosméticos llenos de plástico, puedes analizar tu basura para ver qué debes cambiar, puedes dejar de usar servilletas de papel, puedes irte de un bar en el que sólo sirven comida en envases desechables, puedes reducir las veces que comes carne, puedes… (rellena con aquello que crees que sí puedes hacer).
Y si te queda alguna duda de por dónde empezar siempre puedes leer mi artículo En qué me enfocaría yo si estuviera empezando mi vida sostenible.
¿Sigues pensando que tienes que dejar para luego tu vida sostenible?
Espero haber conseguido el efecto contrario con esta enorme lista de acciones que puedes poner en marcha ahora mismo.
Pues bien, todo esto que te he contado arriba es precisamente lo que te propongo en la guía «Esto es un camino: diseña tu vida sostenible en tres pasos». Y creo que el ejercicio que comparto contigo en este documento es perfecto para no procrastinar, para no dejar para luego lo que puedes hacer ahora (esta misma semana, este mismo mes o, si me apuras, en la siguiente compra que hagas).
Volviendo a mi vida, a mi propia experiencia, sigo pensando que hay cosas que tengo que dejar para otro momento y lugar porque no son factibles en vida actual. Además, ya sabes que hay algunos asuntos que el 2016 me dejó pendientes. Pero, en general, no tengo la sensación de que pospongo mi vida sostenible: simplemente ahora mismo tiene otra forma y otras acciones.
Y eso no está mal, porque muchas de estas acciones son básicas y se han ido convirtiendo en hábitos que van a ayudarme en el futuro, cuando tenga que poner en marcha otras que sí que requieren más esfuerzo, más tiempo, más dedicación, más compromiso, más espacio.
¡Cuéntame!
¿Has comenzado a trabajar la guía para construir tu vida sostenible?
¿Has conseguido alguno de los objetivos que te marcaste cuando la descargaste?
Si aún no estás en mi lista, ¿quieres comenzar a trabajar en tu vida sostenible en lugar de dejarla para luego?
¡Entonces no puedes perderte la guía «Esto es un camino: diseña tu vida sostenible en tres pasos».
%CODECAMINO1%
Mis metas del 2016 casi, casi las he conseguido. Que alguna bolsita de plástico he tenido que comprar, lo confieso. Pero sí me he acostumbrado, por fin, a comprar muchos productos a granel. Y cada vez acudo más al pequeño comercio. No he dejado de ir a los centros comerciales, tengo que reconocerlo, pero sí que compro más en las pequeñas tiendas, que me siento más cómoda en ellas. Y el coche sólo para lo necesario. Ahí lo tengo fácil, que mi ciudad es chica y a todos sitios se puede llegar tranquilamente andando.Entre mis propósitos para el nuevo año… Utilizar productos cosméticos ecológicos, que ahí todavía no me he puesto en serio. Eso es algo que siempre estoy procrastinando… Se podrían haber buscado una palabrita más sencilla!
Besotes!!!
¡Hola Margari! Un momento estupendo para comenzar con la cosmética ecológica es ese en el que se te acaba una crema, o un lápiz de ojos… Ya sabes, cuando se te acabe algo ¡busca otras opciones!
Y lo de la palabrita… pues sí que es rara, jajaja, y complicada. ¿Será para que dejemos de posponer y empecemos a actuar? 😉
Un abrazo,
¡Muy buen post! Sin duda, son muchas las personas que sienten interés por hacer de este un mundo mejor, especialmente saludable. No obstante, la pereza puede llegar a ser una gran enemiga. En verdad, es algo muy sencillo de hacer que se puede llevar a cabo desde las actividades más generales hasta los rituales más íntimos, como la utilización de cosmética natural. Nosotros siempre recomendamos esto último por razones obvias. ¡Eficacia y bienestar al 100%!
Muchas gracias por tu comentario, Mayikas. Saludos,