Desafía tus límites

Imagen; Freepik
Imagen; Freepik

Quienes se dedican a las terapias personales tienen bien clara una cosa: nadie crece si se queda en su zona de confort. Y esto lo suscriben todos los que han vivido en sus carnes alguna experiencia de crisis.

¿Alguna vez has pensado que te estabas estancando? Yo misma he sufrido esa situación, ese momento en que parece que todo se mueve menos tú. Seguía haciendo muchas cosas, tenía las horas del día tremendamente ocupadas, pero no sentía que estuviera haciendo nada que pudiera hacerme crecer como persona. Son momentos en que una agenda repleta suple la consciencia del paso del tiempo, y las semanas pasan volando sin que nos demos cuenta, y son todas iguales.

Si siempre trabajamos y nos movemos en esas actividades en las que estamos cómodos nos estamos perdiendo la oportunidad de crecer como personas. Aprender cosas nuevas, y sobre todo probarlas, es determinante para no estancarse, para ir creando un poso dentro de nosotros que nos permita contar con vivencias, recuerdos y experiencias.

¿Cómo puedes salir de tu zona de confort de una forma sencilla? Yo he pensado en cinco formas, y verás que algunas ya las he llevado a cabo. Aquí van, por si te animas.

Cocina algo nuevo o diferente

Si has leído mi perfil sabrás que soy bastante cocinillas. Empecé con tortillas y cosas a la plancha, como cualquiera, pero el salto ocurrió cuando me lancé a hacer algo un poco más elaborado y vi que me salía bien. Después de eso vino la siguiente receta, que era un poco más complicada, y así he ido paso a paso hasta ahora. No soy una experta cocinera, pero me defiendo en platos variados.

El secreto está en que un día te pongas el delantal y cocines un plato diferente a lo que haces normalmente. Ese día no sólo comerás algo que echabas de menos, o que te gusta mucho pero que no comes a menudo, lo cual ya es un comienzo, sino que habrás puesto en práctica habilidades como la paciencia (muy necesaria en la cocina cuando vamos más allá del filete a la plancha).

Lee un libro de un género distinto

Cada uno de nosotros tenemos unas preferencias a la hora de elegir los libros que nos llevamos a los ojos. Dado que la lectura es una actividad que realizamos por placer (o que, por lo menos, no deberíamos realizar obligados) es lógico que busquemos aquello en que nos sentimos cómodos. De otra forma no nos divertiríamos.

Pero de vez en cuando es bueno leer algo distinto a lo que leemos normalmente. Cada género tiene un lenguaje propio, y empaparnos de él puede ayudarnos a llevar más lejos los límites de nuestra comprensión de textos.

Además, quizá te sorprenda lo que encuentres y decidas profundizar más en ese género. Entonces habrás hecho caer otra de tus barreras.

Haz un curso que te interese

Cuando nos formamos a través de cursos solemos elegir aquellas opciones que nos reportarán algo para el currículum. Optar por esta opción es estupendo y a lo mejor te ayuda a promocionar en tu trabajo o a conseguir otro mejor. Pero, ¿has probado a hacer un curso de algo que te interese mucho, sea o no sea de tu ámbito profesional?

Imagínate a un arquitecto que quiere hacer un curso de escritura creativa. Simplemente le llama la atención el tema y quiere aprender un poco más. Es posible que ese curso no vaya a servirle de mucho en su trabajo. Y en cambio, ¿qué razón hay para no hacerlo si tiene tiempo y se lo puede permitir?

Nuestro arquitecto aprenderá nuevas formas de comunicarse, recordará aquellas figuras literarias que se estudiaban en el colegio y que a lo mejor ya ha olvidado, cuando lea tendrá los ojos más abiertos para intentar identificarlas e incluso conocerá a gente nueva y que quizá tenga situaciones personales distintas (de esto también se aprende). Este arquitecto ha salido de su zona de confort, de su mesa de trabajo, y se ha sumergido en un mundo que le interesa mucho pero que quizá al principio le era ajeno. Acaba de poner a prueba sus límites.

Apúntate (por fin) a esa actividad que quieres hacer

Yo llevaba años pensando en hacer algo de ejercicio. Cuando digo años me refiero a más de cinco. Una veces estuve apuntada al gimnasio, pero al cabo de unos meses lo dejaba por los estudios o porque no tenía tiempo para ir. No me gusta mucho hacer deporte, no lo disfruto y el 99% del tiempo me ha resultado más una carga que una actividad placentera, así que siempre encontraba una excusa para no seguir practicándolo.

Pero este curso decidí ponerme en marcha porque necesitaba hacer algo de ejercicio. El ejercicio ayuda en los problemas de ansiedad, aparte de que es sano para la salud en general y me ayudaría a poner mejor cara a la rutina. Desde hace un tiempo me llamaba la atención el yoga e hice una búsqueda para encontrar el lugar y el horario que mejor me cuadraban dentro de mi barrio. Lo encontré y me apunté al día siguiente.

Estoy aprendiendo yoga y pilates y, de momento, no me arrepiento de haberme apuntado. ¿Por qué? Por que estoy aprendiendo que yo puedo con esto, que sólo me faltaba encontrar el deporte o la disciplina en la que me sintiera más cómoda. He pulverizado yo sola mi aversión al deporte.

Vence un miedo (paso a paso y de forma saludable)

No te hablo de una exposición salvaje a aquello que temes. Todo debe hacerse con cuidado, poco a poco, para que no sea peor el remedio que la enfermedad. Y si es necesario que te pongas en manos de un especialista no dudes en hacerlo, porque hay miedos que no podemos enfrentar solos. Lo que sucede es que en muchos casos alguno de nuestros miedos van cayendo, sin que apenas nos demos cuenta.

Yo tengo pánico a los perros. Los animales en general me dan un poco de miedo, pero los perros me dan más. No sé por qué, no he tenido ninguna experiencia traumática con ellos pero la cuestión es que me asustan. La gente no suele entenderlo porque a la mayoría le gustan los perros, pero entienden bien que alguien tenga pánico a las arañas. En fin, a mí una araña no me asusta ni un poquito.

La cuestión es que mi cuñado tiene un perro y cuando viene a casa viene con él. Al principio me asustaba, pero con el tiempo he ido acercándome a él hasta poder acariciarlo tranquilamente y sin temor. Ha sido algo natural, no lo he hecho de forma consciente, y aunque sé que esto sólo me pasa con este perro (porque los que veo por la calle me asustan aún) creo que he dado un paso importante, ¿no os parece?

Para saber qué límites tienes que desafiar tendrás que sentarte a ver aquello que se interpone entre ti y el mundo. Tienes que saber qué es eso que te gustaría hacer y no consigues comenzar; qué es aquello que siempre has querido hacer pero que, como «no te va a resultar útil» no has hecho; por qué aún no has te has animado a dar forma a tus sueños; a qué tienes miedo; qué te da pereza hacer, aunque sabes que es bueno para ti.

Cuéntame:

¿Te has desafiado últimamente? ¿Cuál ha sido el resultado?

¿Crees que hay algún límite que te impida crecer ahora mismo?

16 comentarios

  1. Las dos primeras sí que las hago más de una vez. Son con las tres últimas con las que no termino de coger impulso. Paa este nuevo año quiero empezar a buscar algo qué hacer, un nuevo curso que realizar. Y acabas de darme la idea. Debería empezar a alejarme de lo que suelo hacer y probar con algo diferente.
    En lo que se refiere a ejercicios, soy de aire libre. Casi todos los días me pego mi caminata de una horita o horita y media. Es lo que necesitan mis huesos, que son mi parte débil.
    Mi fobia? A los insectos. Que sí, que no me van a comer, pero no puedo evitarlo. Y lo intento, pero nada. Me supera…
    Besotes!!!

    1. Jajaja, me imagino que la de los libros la tienes más que superada… 😛
      Respecto a tu miedo, como cada uno tememos algo hay que llevarlo con paz, aunque intentando que nos nos paralice.
      Un beso grande,

  2. Gracias por estas ideas para salir de la zona de confort, creo que es muy sano probar cosas nuevas y salir de nuestro espacio, aunque nos de miedo!! Hay que experimentar, vivir, descubrir, crecer…. Voy a poner en práctica todos tus consejos!! Besos

  3. En mi caso mi gran reto pendiente es conducir, me saqué el carné y todo para superarlo pero soy incapaz de coger un coche, es algo que me supera y me hace sentirme mal conmigo misma porque en el resto de cosas suelo enfrentarme sin problemas, pero esto… el día que lo consiga sé que será un gran paso para mi pero creo que ese día está lejos aún 🙁

    1. Isabel, yo creo que no pasa nada por enfrentarnos a todo sin problemas y tener un punto un poco más flaco. Lamentablemente, y aunque lo parecemos, no somos «superwoman». Desafiarte puede ser llegar a coger el coche como si nada, lo cual puede estresarte, o… conducir unos minutos un día de poco tráfico, o dar un par de vueltas a la manzana 😉
      Un beso grande,

      1. PD a mí misma: y si no puedes no pasa nada. Desafíate con otra cosa, sigue aprendiendo algo… hasta que estés preparada para hacerlo.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *