Leer en vacaciones es mucho mejor

A mí me gusta leer todo el año. Es lo que pasa cuando eres lectora: no importa el momento ni el lugar. Casi siempre llevo un libro conmigo aunque pese unos buenos gramos («por si acaso me aburro en el metro») e intento leer cada día unas cuantas páginas, aunque se me caigan los ojos por la noche.

Pero aún así, aún leyendo cada día del año, para mí leer en vacaciones es mucho, mucho mejor.

Cuando leo en vacaciones no hay reloj. No, no lo hay. Puedo leer todo el tiempo que quiera, puedo quedarme leyendo hasta tarde porque no hay que madrugar, puedo dedicar horas enteras en la playa o en el jardín a leer mis libros, a tomar notas de los pasajes que me gustan con tranquilidad…

Cuando leo en vacaciones me sumerjo por completo en la historia (totalmente). Porque como no hay reloj, no tengo que apagar la luz, no tengo obligaciones (me refiero a obligaciones muy, muy serias) mi mente puede entrar de lleno en lo que me están contando. Y luego siempre me cuesta volver al mundo real…

Cuando leo en vacaciones bato mis propios records. Nunca se trata de una competición pero he llegado a leer quince libros en unas vacaciones, ¡quince! De acuerdo, eran otros tiempos, cuando la vida era perra pero los descansos eran largos hasta volver a las clases; pero fueron muchos más libros de los que había leído en cualquier verano hasta ese momento. Nunca he vuelto a leer tanto como esas semanas, pero aún así en vacaciones casi siempre leo mucho más que en cualquier mes del año.

Cuando leo en vacaciones disfruto de libros más elaborados. Durante el resto del año las fuerzas me fallan con mucha facilidad por el cansancio físico. Llegada la noche no suelo ser persona y, como ese es el único rato que tengo para leer, caigo en las manos de libros sencillos y entretenidos, que te deleitan mientras los lees y te divierten. Durante las vacaciones, en cambio, puedo leer clásicos, puedo leer obras inmortales, no importa su grosor o su complejidad. Por eso durante el año reservo este tipo de libros mientras leo los otros, y así en vacaciones los disfruto mucho más.

Cuando leo en vacaciones comparto mis libros y mis lecturas con mi familia. Como imagino que sucede en cualquier casa, en la mía el día a día nos aparta a los unos de los otros y no tenemos mucho tiempo para compartir nada. Somos una familia muy lectora y uno de los rituales de vacaciones consiste en ver qué libros se lleva cada uno: de esa forma individualmente llevamos menos porque contamos con los libros que se van a llevar los demás (para cuando acabemos los nuestros, ya sabes…). Cuando dos o más hemos leído el mismo libro es cuando surge el coloquio. ¡Y es muy interesante!

Aún así, como te decía al principio, leer es fantástico y fundamental para mí todo el año. Lo que pasa es que en vacaciones es aún mejor.

Cuéntame:

¿Tú también lees como una fiera en vacaciones?

¿Qué es lo que más disfrutas de los libros en esas fechas?

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